CAMINEO.INFO.- Hoy comenzamos otra nueva etapa en nuestra comunicación y me alegro de poder saludaros a todos. El descanso del verano ya es historia pasado y el nuevo curso nos ofrece nuevos retos, que aceptamos con sumo gusto, por la importancia de la esperanza, a la que estamos convocados.
En estos días estoy pasando por las ocho zonas pastorales de nuestra Diócesis presentando el plan de trabajo pastoral para este año. Os aseguro que estoy disfrutando por la recepción del mismo, pero es que tengo razones para la alegría.
La extraordinaria experiencia de la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid y los Días en las Diócesis nos abrieron muchas expectativas de esperanza y de ilusión, por la masiva participación de jóvenes y familias. Ahora nos toca recoger lo frutos y seguir caminando. He venido a proponeros a los jóvenes y adultos que consolidemos las raíces cristianas, que sintamos la centralidad de Cristo en nuestras vidas y que crezcamos como discípulos y apóstoles de la fe que profesamos: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe”. Este año trabajaremos la virtud de la fe.
Cristo nos invita a construir nuestra vida con Él, sobre fundamentos sólidos. Por ello, jóvenes y adultos, estamos llamados a comenzar o potenciar la relación con Él. «No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva». Ser cristianos quiere decir estar “injertados” en Cristo como los sarmientos a la vid: «Separados de mí no podéis hacer nada».
La fe no es el resultado de un trabajo de búsqueda, sino que es un regalo de Dios, un don gratuito de Dios, una invitación al banquete de bodas.
Os invito a recorrer el camino juntos. Mucho ánimo. Abrid los oídos que Dios sigue hablando.