Ontinyent/ESPAÑA.- La orden de las Carmelitas de la Antigua Observancia ha publicado un libro sobre la religiosa María Carmen Crespo, fallecida en 2006 en su monasterio de Ontinyent, donde vivió más de 65 años, y cuyo proceso de beatificación empezó el año pasado, con lo que es uno de los más rápidos que ha promovido la diócesis de Valencia.
El libro “La Madre Carmen Roig y su tiempo”, que permaneció como religiosa durante 65 años en el monasterio de la Purísima Sangre de Ontinyent, ha sido escrito por Eugenio Mengual, un inspector de policía jubilado, marido de una sobrina de la religiosa, según ha indicado hoy a la agencia AVAN el propio autor.
El volumen, de 160 páginas, recoge información sobre la infancia, adolescencia y el papel en la guerra civil de la carmelita “que ayudó a numerosos sacerdotes que estaban siendo perseguidos”, ha añadido.
Igualmente, la publicación, que se puede adquirir en el monasterio de la Purísima Sangre de Ontinyent, cuenta con “numerosas imágenes y fotografías que ilustran los textos”. Además, el libro explica los años como religiosa de María Carmen Crespo en los que “entregó su vida por la Iglesia y la salvación de las almas incansablemente con gran humildad y sencillez destacando su gran aptitud y valor por destacar tanto en las virtudes teologales como cardinales que, pese a sus enfermedades y sufrimientos, vivió siempre centrada en Dios, con gran placidez de espíritu y serenidad hasta el día de su muerte”.
La religiosa María Carmen Crespo Roig, o Teresa Encarnación, su nombre de bautismo, nació en Beniarrés (Alicante) el 25 de marzo de 1912 y “desde muy niña vivió muy integrada en su parroquia, trabajando incansablemente en sus actividades y movimientos”. No obstante, fue durante la persecución religiosa de 1936 “donde su labor se desborda exponiendo su vida por sacerdotes y religiosas que necesitaban su ayuda”.
Su proceso de beatificación, iniciado hace un año, “es uno de los procesos más rápidos que se han promovido en la diócesis de Valencia gracias sobre todo al impulso que ha promovido la parte actora de este proceso, su propia comunidad religiosa”. La fama de santidad de la carmelita “ha ido creciendo rápidamente pasando, no ya los muros del convento, sino más allá de las fronteras nacionales, donde está siendo muy invocada su intercesión”, ha añadido.
Una vez concluida la fase diocesana del proceso, “todas las pruebas recogidas se enviarán a la Congregación para las Causas de los santos en Roma, y allí seguirán siendo estudiadas”.
