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Portada:: Reflexión en libertad:: El laicismo, opción particular negativa ante lo religioso





El laicismo, opción particular negativa ante lo religioso

Mon, 07 May 2012 15:01:00
 
Teöfilo González Vila / ANALISIS DIGITAL

Ya advertimos que el Diccionario de la Real Academia (DRAE) no registra en este momento la voz laicidad[1]. Este hecho en el que se hace manifiesta, decíamos, la pobreza del instrumental léxico-conceptual que ofrece el español para pensar y hablar sobre las cuestiones que ahora tratamos, explicaría asimismo que el término laicismo aparezca usado en casos en los que el adecuado sería laicidad. Según el DRAE, laicismo (de laico) es: Doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa. Pertenece, pues, laicismo al bien nutrido conjunto de voces en –ismo que designan una doctrina o teoría y que se forman por derivación bien del término que señala el contenido doctrinal mismo (p.e., socialismo, feminismo), bien del nombre del creador, autor o defensor más significado (p.e., darwinismo, marxismo, kantismo, cartesianismo, tomismo, etc. etc) [2]. La correspondiente voz terminada en –ista designa a quien expone, sostiene, propugna, difunde la doctrina de que se trata. ¿No podría el DRAE haber señalado simplemente que el laicismo es la doctrina según la cual el hombre o la sociedad y particularmente el Estado es independiente respecto de cualquier organización o confesión religiosa? No deja de ser muy significativo que el laicismo se defina en el DRAE como doctrina que "defiende" esa independencia. Y, en correspondencia, con esa connotación defensiva, militante o agónica, podemos entender asimismo el laicismo, en ocasiones al menos, como la actitud y actuación igualmente beligerante del laicista. No aparece, sin embargo, esa connotación combativa en las acepciones que a esta voz asigna el DRAE, para el que laicista no es "defensor", sino, más simple y "asépticamente", partidario del laicismo o perteneciente o relativo al laicismo.

En el español actual persiste un uso, no ciertamente residual, del término laicismo en un sentido positivo según el cual el laicismo sería "el movimiento intelectual, político y ciudadano que ha defendido y defiende la libertad y autonomía de la conciencia, la neutralidad religiosa del Estado, la igualdad de todos como ciudadanos y en cuanto tales, la soberanía popular, el ideal democrático liberal y las políticas e instituciones precisas para hacer efectivos plenamente esos valores, principios y exigencias". Esta concepción positiva de laicismo sería, según quienes la sostienen, la que corresponde al sentido auténtico de ese término, atendidos sus orígenes históricos[3].

Pero de hecho resulta cada vez más frecuente y extendido, puede decirse, el uso de laicismo en sentido negativo, como posición que se define, de uno u otro modo, no ya frente o contra el clericalismo o contra una indebida panconfesionalización del orden temporal, sino en grados diversos de intensidad, contra la religión misma o la presencia de lo religioso en el ámbito público en determinados planos y espacios. Que el laicismo ha revestido históricamente con frecuencia formas antirreligiosas, en ocasiones altamente violentas, es algo que no dejan de reconocer incluso quienes todavía hoy, a pesar de esa historia, profesan la más positiva concepción del laicismo, si bien éstos explicarán y justificarán esas negativas experiencias laicistas violentas por la necesidad histórica de hacer frente a las inadmisibles resistencias, que no habrían sido, según ellos, menos violentas, de las "reaccionarias" fuerzas clericalistas.

No ya en una consideración histórica diacrónica, sino sincrónicamente, en el momento actual, podemos registrar, en plural, diversos laicismos o diversas opciones laicistas o diversas variantes o modalidades de la opción laicista. Pero en cualquiera de sus formas –es preciso advertirlo, en primer lugar– la laicista es una entre las diversas opciones particulares que pueden adoptarse ante lo religioso.

Se trata, en efecto, de una opción religiosa y particular.Es una opción religiosa en cuanto se define frente a lo religioso, sin que deje de serlo (religiosa) por el hecho de serlo negativamente. Y es una opción –esto ha de subrayarse– particular y, como tal, no puede pretender identificarse, con la posición general de imparcialidad que corresponde, en virtud de su laicidad, al Estado en relación con todas las opciones religiosas ciudadanas (incluida la laicista). En la esencia de la opción religiosa particular laicista (en sus diversas variantes) está la pretensión de que todas las demás opciones particulares positivamente religiosas sean, de uno u otro modo, radical o atenuado, expulsadas del ámbito de lo público, entendido éste en diversos espacios y momentos.

La opción laicista pretende identificar su negatividad por positiva exclusión de todas las demás opciones religiosamente positivas con la negatividad por abstención que es propia del Estado en cuanto éste ni asume como propia ninguna de esas opciones, ni niega la legitimidad a ninguna (salvo que entrañe la violación de "los principios democráticos de convivencia", de "los derechos y libertades fundamentales"). El Estado, en virtud de su laicidad-aconfesionalidad, ha de abstenerse de hacer suya, oficial o estatal, cualquiera de esas particulares opciones o "confesiones" (incluida, por supuesto, la particular opción laicista).

No-profesar-religión-alguna (que es lo que ha de hacer el Estado) no es lo mismo que profesar-la-no-religión o el-no-a-toda-religión (que es lo que el laicismo hace y quiere que el Estado haga). En otros términos: no-tomar-partido-por-ninguna- confesión (exigencia que ha de satisfacer el Estado, en virtud de su laicidad) no es lo mismo que tomar-partido-contra-todas-las-religiosamente-positivas (pretensión del laicismo contra la laicidad).

Un Estado que hiciera suya la opción particular laicista la convertiría en confesión estatal y perdería así su aconfesionalidad, su imparcialidad, su laicidad. Resulta así claro –oh paradoja– que el Estado laicista no es un Estado laico

(Habrá que examinar otro día diversas modalidades de laicismo).



[1] V. el texto ya publicado en este blog con el título Laicidad, laicismo y un caos conceptual de amplio espectro (20.02.2012). La preferencia generalizada de la que es hoy objeto en Francia el término laicïté frente a laicismereflejaría, por una parte, la actitud de quienes pueden dar en su contexto por ya realizado en gran medida el ideal laico, y obedecería, por otra, al deseo de alejar de éste las resonancias polémicas que gravan al término laicisme. Los dos términos, con todo, estarían justificados y "habrán de entenderse como complementarios: laicidad, para el ideal ya realizado; laicismo, para la movilización militante y la conquista histórica de la emancipación laica [cursivas nuestras]" (Peña-Ruiz, Henri, La emancipación laica. Filosofía de la laicidad, Madrid, Ediciones. del Laberinto, 2001, p.36. (Versión española de Dieu et Marianne. Philosophie de la laïcité, PUF, Paris, 1999)

[2] Como se señala en Real Academia Española – Asociación de Academias de la Lengua Española, Nueva gramática de la lengua española, Espasa Libros S.L.U., Madrid, 2009, tomo I, 6.4l, p. 442: "Forman el grupo más amplio de derivados en –ismo (sea con base nominal o adjetival) los sustantivos que designan doctrinas, teorías, sistema o movimientos de carácter político, social, filosófico, científico o religioso". Sobre voces con el sufijo –ismo, véase o.c. tomo I, pp. 439-445. En el n. 6.4r, p. 445, se señalan "alternancias entre derivados en –ismo y otros formados mediante diferentes sufijos" y en una relación de pares de voces que ejemplifican esas alternancia se incluye el par "laicismo-laicidad".

[3] Sobre este extremo, cf. González Vila, Teófilo, "Sobre lo laico y lo común", en Diálogo Filosófico 72 (2008) pp. 405-428, p.413; y "Laicidad y laicismos aquí y ahora", en Communio, Revista Católica Internacional de Pensamiento y Cultura, Nº 3-Invierno 2006, pp. 9-32.- Madrid, enero, 2007







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