En verdad que el Papa Francisco ha dejado indiferente a muy pocos desde el mismo momento de su elección. A lo largo de su historia, la Iglesia ha venido adaptando su continente al paso del tiempo, pero no así su contenido, que sigue inalterable al cabo de 20 siglos. El contenido –la carta- es el permanente anuncio del Evangelio. El continente –el sobre- es la forma de presentarlo.
Confundiendo el “continente” y el “contenido”, hay quien sigue anclado en el preconcilio, en tanto que otros acusan a la Iglesia de inmovilismo. Recordemos las palabras de Jesus a Pedro: “…tú eres Pedro… a ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos»; podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo.