En la sociedad que nos ha tocado vivir podemos observar muchas veces con estupor,cómo se va dando entrada a conductas, situaciones, pillerías o leyes que nada tienen que ver con la naturaleza humana, que tiene sus propias normas fijadas de antemano.
De tal manera esto es así que se llega a confundir, en muchas ocasiones, la expresión "esto es habitual" con la de "esto es normal", cuando realmente "lo habitual" se puede referir a un modo persistente de comportarse como consecuencia de una costumbre o hábito adquirido, sin más consistencia, y "lo normal" procede de norma o pauta de conducta de acuerdo con su naturaleza.
Algunos ejemplos nos ayudarán a comprenderlo:
- Es habitual -no normal- que las parejas se vayan a vivir juntas sin casarse.
- Estambién habitual -nunca normal- que se permita y estimule, por medio de libros de texto de enseñanza y otros medios, a los jóvenes y niños a adelantar las relaciones sexuales banalizando el verdadero sentido del sexo.
- Aunque sean casos más reducidos, se pretende que sea habitual el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque nunca podría considerarse normal.
- La infidelidad conyugal y la apariencia de una nueva boda va siendo cada vez más habitual en nuestra sociedad, pero lo cierto es que de normalidad no tiene nada.
- Tomar fármacos para evitar la concepción, buscando sólo el placer y eludiendo las consecuencias, son otros de los casos habituales hoy en día, pero lejos de la normalidad. - Y ¡cómo no!, incitar, provocar o cometer abortos, que llanamente son asesinatos consentidos, son otrosde los muchos casos, incomprensiblemente habituales. Nunca se conseguirá que se califiquen como normales.
- También las leyes y sus promotores que aprueban estos y similares casos, hacen flaco servicio a la sociedad, ignorando, tal vez, que la permisividad de que hacen gala no es un logro del hombre moderno sino un rebajamiento de su dignidad.
- Y a la ciencia, si es auténtica, no le es lícito manipular los embriones humanos como si fuera un Frankenstein cualquiera.
Hecha la distinción entre lo habitual y lo normal podríamos preguntarnos: ¿Qué ocurre pues? Juan Pablo II lo aclaraba así: "EL HOMBRE SE HA OLVIDADO DE QUIEN ES".
La grandeza del hombre proviene de Dios que, en su sabiduría lo creó varón y mujer, dotado de cuerpo y alma espiritual e inmortal, lo puso por encima de cualquier finalidad temporal, y le concedió la categoría de ser su hijo adoptivo, haciéndolo heredero de su gloria. ¡Así de espectacular!
Por eso el hombre no puede comportarse a su libre albedrío, sino que debe conocer el bien y el mal que le acerca o le separa de El. ¿Resulta entonces normal alterar el orden establecido por el Creador?
Y si a pesar de todo, nose entiende, habrá que seguir diciendo que "el hombre se ha olvidado de quién es".