CREAR PUENTES

No hace mucho escuché en una conferencia un comentario muy sabio, que me llevó a pensar: “Construir puentes en situaciones adversas”. Es la frase que a veces hemos ignorado tras oírla, como tantas otras que se van quedando en el vacío. Me impactó, intenté ahondar en ella y comprendí que eran bonitas, porque pensé que contradicen con otras frases, que solo crean barreras. Qué bueno sería construir puentes en tantas situaciones en que la vida crea barreras y así me llené de curiosidad y la fui contemplando con la afirmación al volver a oírla en tertulias, mesas redondas e incluso en una novela leída recientemente. Claro, era algo que me machacaba.

¿Como esta frase se podría hacer hueco en una sociedad —que no toda—pero sí, en esa sociedad a la que me refiero. Es la que hace mucho ruido, donde se difunde con mucha insistencia, que la destrucción de todo lo establecido, sería el mejor camino a seguir?

Borrar tradiciones, no exigir reglas y disciplinas, dejar al libre albedrío los criterios razonados por leyes establecidas. Desear el bien común, también queda fuera de la escena global y así tantas cosas que sin poner el acento en tono totalmente negativo, pero sí que vamos viendo cómo van invadiendo y confundiendo opiniones, que van anulando referencias que fueron el eje de la educación, el respeto, los buenos modales, sin desear así conseguir el bien común . Poner a cambio, la referencia de un modelo individualista y que cada cual viva a sus andadas. Denunciar los errores de los demás, no es estar en la orilla de los justo, sino pararse y hacer parar.

También, quiero recoger otra referencia que guarda similitud con lo antes referido. Es como un cuentecillo que con frecuencia hago referencia de ello. Lo oí y comento: Un padre al sentirse mayor decidió dejar a sus dos hijos en herencia una finca grande, que tenía en gran estima. Decidió hacer dos casas de grandes proporciones, confortables y bien construidas, pero, algo distantes por la gran llanura que había y así cada una, quedaría distanciada entre ellas. Le dio simetría diferente y las pintó de diferentes colores. Eso motivó que unos de los hijos al recibir la suya, pensó que la otra era mejor. Se ofusco de tal manera que buscó trabajadores para que el río que bordeaba la finca se encauzara y se desviara, entre las dos casas. Ya caminaba el río buscando su nuevo cauce, cuando el otro hermano fue a conocer la suya, sintió también el desconcierto de la actitud del hermano y montó en cólera y llamando a un capataz carpintero le ordenó cortar todos los árboles colindante y hacerlos tablones para construir una alta valla. Así una vez dado el encargo marchó a tierras lejanas y tardó en volver. Quedó sorprendido a su vuelta al encontrar un gran puente que unía las dos casas, pero mayor fue su sorpresa cuando vio al hermano bajar del puente y abrazarle con gran cariño.

Al ser un hombre noble, se sorprendió de esa nueva actitud de su hermano y del puente allí construido. El que volvía de lejanas tierras no entendía porque su hermano le recibía con aquel afecto y expresión de cariño. Y de allí y en ese momento, sentados a la sombra de aquellos árboles, que ya empezaban a brotar nuevas hojas que prendían de nuevas ramas, empezó a despejarse el panorama oscuro que ellos mismo habían creado. Y surgieron las confidencias entre ellos. Las barreras habían desaparecido. El tiempo y el dialogo es el mejor remedio de todos los males, es el que cura rencillas y equívocos, habían conseguido que la paz inundara sus corazones.

“Las barreras habían desaparecido”, la paz había llegado en el momento de las explicaciones, los pajarillos se posaban en esas ramas jóvenes que prendían nuevamente sus hojas y una luz nueva iluminaba el recorrido de las dos casas. Quedaba aun una explicación sin respuesta: ¿quien había decidido construir aquel puente? El que venía de tierras lejanas se sentía desconcertado, él había encargado una valla para separarse de su hermano. El otro pensó que su hermano buscaba la reconciliación y por eso le recibió con tanto cariño .El enigma seguía flotando en ese ambiente cálido de comprensión. Cuenta la leyenda que pasó por allí aquel hombre obrero-carpintero que amablemente le aclaro que había sido él, el autor de construir el puente sin más palabra siguió tranquilamente su camino.

La leyenda también apunta que en el pueblo nadie conocía a aquel hombre. La leyenda también recuerda que aquellos hermanos fueron a la Iglesia a dar gracias a Dios por su reconciliación y al pasar por un altar reconocieron en una imagen de San José que tenia las facciones de aquel hombre que habían dejado en el camino. Esta leyenda pasó del pueblo a otros pueblos, de año a otros años, y hoy nos puede servir de reflexión, nunca caerá en el vacío. Construir puentes para romper barreras es la respuesta a tantas incógnitas que la sociedad se pregunta.