¿Spotlight? "Spot-shine" or "Spot-lighter"

"Spotlight", que podríamos traducir por "destacado", nos remite antes que nada al lugar, "spot".

Película de actualidad, análisis periodístico, buena realización cinematográfica, una historia y un final. ¿Dónde estoy?

Contemplar la casa de la Iglesia Católica es cada vez más difícil.

Los guías "de oficio" nos llevan por determinadas salas, nos ofrecen sus explicaciones, nos impiden visitar otras, y al final no admiten preguntas. Una moderna "performance" donde al final, la conclusión es coreada en alta voz por todos los visitantes, que benévolamente asintieron al recorrido ofrecido.

No existe más el ágora, las discusiones de escuela, el pensamiento, el rigor y la reflexión. Grecia ha muerto, como "murió" antes Montesquieau para algún político español. Estamos solos, cada vez más solos, con familias frías, desunidas y rotas. Pero nos queda la voz coral del grupo, que al final desemboca insensiblemente en un lugar, en un partido político, con machaconas consignas que todos proclaman, gritan y cantan, con pegajoso ritmo: "Yes, we can" . ¿Y dónde está este lugar? ¡Oh casualidad!, en la casa de enfrente de la Iglesia. Al final, parece que todo acaba en política, hasta las visitas guiadas más "inocentes", hasta las películas más "divertidas".

Pero yo conozco esa casa, aunque es muy grande. ¿Hubo abusos sexuales en una de sus estancias, en Boston? Dentro de esta casa todos lo lamentan, pues precisamente uno entra en ella para estar a salvo de estos y otros peligros. Cuando se conoció, no hubo consuelo al ver que en otras casas sucedía lo mismo (en ámbitos familiares, educativos, deportivos,...).

El sobresalto provocado dentro de la casa sólo es comparable al de un "hospital de campaña", como definió bien el Papa Francisco. "Curar a los heridos" ha sido la primera prioridad. Con todos los medios y en todas las formas. Muestras de ello no han faltado, ¡ni faltarán jamás!, asienten todos en ella.

Convertir la Iglesia en un hospital está siendo una labor apasionante, de la que poco se conoce, quién sabe por culpa de quién.

Endurecimiento de las leyes canónicas, firme revisión de la admisión al clero, expulsión de algunos de sus miembros ("¡aquí no hay sitio para quienes hagan semejantes cosas!"), prevención... ¿Hubo casa que emprendiera un transformación comparable destinada a evitar lo sucedido? Ningún guía me la mostró.

La Iglesia es más que "Spotlight", es "Spot-shine", un "lugar que brilla", o "Spot-lighter", un "lugar con más luz".

Queda mucho por hacer, para lograr que esta casa ofrezca la luz que posee, a pesar de que ¡hay firmes planes para evitarlo! ¿Sorprende? A mí no. Y el enemigo pretende combatir, ¡desde dentro mismo de la casa!

(¡Oh importancia del lugar!). Cuando entro en una Iglesia y veo un confesionario, se me hace presente la historia viva de la Iglesia, con su secular batalla contra el mal... (otro día te presento a "su detestable menudencia"). Ese fue el "lugar" que la Iglesia creó para combatir ciertos escándalos. Pero ahora estamos frente a otro género de abusos, y entre todos, la respuesta está generando un movimiento de creatividad comparable a la creación de ese "mueble de madera", en donde halla seguridad quien se acerca.

Pero en todo este recorrido, ¿en qué lugar estoy? Debo situarme, irremediablemente. El lugar, sí, el lugar.