El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Juan Antonio Martínez Camino, compareció el pasado viernes en rueda de prensa, tras finalizar los trabajos de la XCIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, y respondió a las preguntas de los periodistas.
Sobre el documento “La verdad del amor humano. Orientaciones sobre el amor conyugal, la ideología de género y la legislación familiar”, Mons. Martínez Camino dijo que está previsto que se apruebe en la próxima reunión de la Comisión Permanente, que se celebrará en el mes de junio. A su juicio, “es un documento muy importante, muy necesario, que se está esperando con mucho interés porque pone luz sobre una cosa tan vital como es el amor, que mueve la existencia humana”. En concreto, habla del amor conyugal, “con una trascendencia social fundamental”, y además aborda la concepción del matrimonio, la configuración social y jurídica del amor conyugal y la ideología de género, “una concepción que desfigura las realidades históricas y naturales en virtud de determinados presupuestos filosóficos equivocados”. Además, en el texto se recordarán “algunos principios sobre la legislación española vigente sobre matrimonio y la familia”
También se pronunció sobre la polémica generada recientemente en torno a Mons. Juan Antonio Reig Pla, señalando que “la Iglesia va a ejercer su derecho de expresión y su deber de proclamar la Doctrina Social de la Iglesia sin dejarse influenciar por una polémica injusta. La iglesia no condena a ninguna persona ni tampoco se ha hecho en este caso, ni a ningún grupo de personas. Todas las personas tienen una dignidad inviolable y merecen un respeto incondicionado. Poner en cuestión, como se ha hecho estos días, este principio de que la iglesia incita al odio, a la venganza, a la discriminación, es algo que la mayoría de la gente comprende que es una falsedad. Sobre todo a las personas que tienen esta orientación sexual, la Iglesia ha dicho muchas veces que son personas de todo derecho y no pueden ser objetivo de discriminación indiscriminada”.
Cáritas ante la crisis económica
Preguntado por las últimas medidas económicas adoptadas por el Gobierno, mostró su deseo de que “rindan sus efectos y contribuyan a evitar que siga subiendo el paro, que siga habiendo familias que no tienen ingresos”. Mons. Martínez Camino invitó a los católicos y a todos los que deseen hacerlo a contribuir prácticamente con la comunión de bienes, Cáritas y otras instituciones: “Esas familias saben que tienen un apoyo mínimo en la iglesia, la parroquia y Cáritas”. Y añadió que la Conferencia Episcopal “seguirá hablando de las causas profundas de la crisis cultural que no son sólo políticas sino morales”.
En cuanto al incremento del número de parados, según los últimos datos dados a conocer, señaló que “es un asunto preocupantes que ha incitado para que los obispos apelen a la solidaridad cristiana, a la caridad, que es el último arma de la justicia. Sin caridad no hay justicia. Sin amor la justicia es la muerte del ser humano. Sin fe no hay solución duradera para la crisis actual”. En este sentido, ha destacado que “se recibe con preocupación y tristeza estos indicadores sobre aumento de personas sin trabajo pero con actitud positiva de que hay que arrimar el hombre y ayudar”.
Profesorado de Religión
También se refirió al profesorado de religión, afirmando que “los padre tienen el derecho constitucional y derecho humano previo de orientar y determinar la educación de sus hijos en cuestiones morales, religiosas y filosóficas”. Y recordó que en centros estatales, escogen religión el 70% de los padres, y que “hay determinadas fuerzas políticas y sociales que no quieren que los padres ejerzan este derecho porque quieren imponer sus ideologías”.
Otro de los temas a los que ha hecho referencia es a la polémica de las Hijas de la Caridad, respondiendo que son “una institución benemérita, están en los comedores a los que van las personas que no tiene para llegar a fin de mes, son las que están en los pisos y centros de acogida de niños abandonados por sus padres, o en situación de tutela, están en muchísimos lugares desinteresadamente, sin horarios de trabajo y sin sueldos… Todo esto lo conoce el pueblo de Dios y la sociedad”. Por ello, “es poco noble pretender extender una sombra de sospecha sobre las Hijas de la Caridad, como se está haciendo, y lo tenemos que denunciar”.
