En el marco de la Fiesta del Milagro, culto que se extiende durante nueve días, hoy viernes 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Cruz, monseñor Alfredo Zecca, arzobispo de Tucumán, presidió la misa central, que fue concelebrada por monseñor Mario Cargnello, arzobispo de Salta y monseñor César Daniel Fernández, obispo de Jujuy.
Al iniciar la celebración litúrgica, monseñor Cargnello agradeció la presencia de los mencionados obispos y pidió por la delicada salud de monseñor Julio Moisés Blanchoud.
Durante la homilía, monseñor Zecca recordó que "estamos celebrando la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. La cruz ocupa un lugar central en el Evangelio, signo por excelencia que Dios nos da como signo de su amor infinito. Jesús, que es el Hijo de Dios encarnado es la presentación más acabada de la misericordia divina que se hace hombre para compartir nuestro destino y hacernos partícipes de su propio destino".
El prelado manifestó que "por medio del sacrificio de la Santa Cruz, Él nos dio a todos la Salvación y el cielo que esperamos” y agregó que “por eso la Iglesia nos pone esta fiesta además del Viernes Santo, donde la Cruz representa el centro y la Pasión del Señor; para que recordemos la importancia de la Cruz y exaltemos este maravilloso misterio".
"El apóstol San Pablo, en la Primera Carta a los Corintios nos dice que no quiere saber nada que no sea del Cristo Crucificado, motivo de escándalo para los judíos y de risa para los paganos, pero fuerza y sabiduría de Dios para los que creemos”, aseguró el pastor de Tucumán y añadió que “allí nos expone como la sabiduría de Dios, que se manifiesta sobre todo en la Cruz, cuando el Señor en el momento de su máxima humillación nos salva y es más poderoso. Esa sabiduría es una sabiduría que vuelve loco a todo el mundo, porque los hombres con frecuencia buscan el poder y el dinero, el sobresalir... la lógica de Dios es una lógica muy diversa”.
Como conclusión, monseñor Zecca afirmó: “Hay que humillarse para ser exaltado, hay que morir para vivir, hay que entregarse para recuperarse. Los textos que la Iglesia nos propone para nuestra meditación son sumamente ricos". +
