Benedicto XVI se unió espiritualmente y con fraternal alegría al nuevo Patriarca de los Coptos ortodoxos, Tawadros II, cuya entronización como Papa de Alejandría y Patriarca de la Sede de San Marcos tuvo lugar en El Cairo.
«Llegue a ustedes la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo» (Gal 1, 2). Con este anhelo y saludo se abre el Mensaje del Santo Padre al sucesor del Patriarca copto ortodoxo Shenuda III, cuyo largo y devoto servicio al Señor, Benedicto XVI recuerda con gran afecto y aprecio, poniendo de relieve también que su preocupación para impulsar las relaciones entre las Iglesias cristianas refuerza nuestra esperanza de que todos los seguidores de Cristo lleguen a la unidad en el amor y la reconciliación, que tanto anheló el Señor.
Tras asegurar que reza al Espíritu Santo para que sostenga el ministerio del Patriarca de los Coptos ortodoxos, Tawadros II, y que sus fieles sean bendecidos con la serenidad de ofrecer su valiosa contribución, al servicio de la sociedad y el bienestar de todos sus conciudadanos, el Papa asegura que reza también para que las relaciones entre la Iglesia Católica y la Iglesia Copta Ortodoxa sigan fortaleciéndose cada vez más, no sólo en un fraternal espíritu de colaboración, sino también a través de un diálogo teológico profundo, que nos capacite para crecer en la comunión y en el testimonio ante el mundo de la verdad salvadora del Evangelio.
Conociendo los grandes desafíos que acompañan el ministerio espiritual y pastoral del Patriarca Tawadros II, Benedicto XVI reitera que lo acompaña con la oración y sus mejores deseos, implorando con afecto y estima las bendiciones divinas sobre él y todos los fieles que tiene encomendados.
El encargado de llevar este mensaje del Papa fue el Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
