CAMINEO.INFO.- Con motivo de la beatificación de Sor Catalina Irigoyen, hemos hablado con el obispo de la Diócesis de la Paz, Mons. Edmundo Abastoflor, que nos ha comentado, antes de la celebración de la Eucaristía de beatificación, presidida por el Cardenal, Angelo Amato, cómo recibió la noticia de la celebración en la Catedral de Madrid. “Nos alegra mucho y es para nosotros una gracia del Señor el que haya querido que el milagro se realizase en La Paz, donde las hermanitas Siervas de María han estado presentes desde hace muchos años”.
“Es, añadió, una gracia y una esperanza la predilección del Señor por su pueblo sencillo, humilde, con mucha fe y cercanía al Señor”, afirmó, al tiempo que se mostró muy contento por estar “en esta tierra donde Santa Catalina Irigoyen vivió y murió. Fue en Madrid donde se encontró con el Señor”.
Asimismo, explicó que “estamos acompañando a las religiosas que han llegado de todo el mundo”. “Ha sido una sorpresa que el proceso de beatificación se haya celebrado tan rápidamente. Ha sido un hecho milagroso, gracias a la Santa Sede y al Papa”.
Sobre las virtudes que destaca de Sor Catalina Irigoyen, mencionó que “son dos los aspectos fundamentales: su profunda unión con Dios pues ella vivía íntimamente unida al Señor, y su profundo sentido de servicio y amor”. “Ella es un ejemplo para todos nosotros por su profundo amor a Dios, al prójimo, a los más necesitados, a los pobres y a los enfermos”.
En la ceremonia estuvieron también la notaria, Teresa, el presidente del Tribunal, D. Ricardo Quintana, y el perito médico, que hace cinco años viajaron a Bolivia como instructores del proceso para recabar los informes médicos de Luis Fernando Padilla, a quien se atribuye el milagro para la beatificación de Sor Catalina Irigoyen. Para ellos, supone “una gratificación y una culminación del proceso. Estamos muy agradecidos de que la Iglesia haya aceptado las virtudes heroicas de la mujer y que haya servido el milagro para su intercesión”.
