Madrid/ESPAÑA.- El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, presidió ayer en la Catedral de la Almudena la Misa del Miércoles de Ceniza, con la que daba comienzo la Cuaresma. La Eucaristía estuvo presidida por el Obispo Auxiliar de Madrid, Mons. Fidel Herráez, los Vicarios Episcopales y otros sacerdotes.
En su homilía, el Cardenal destacó que “hoy comienza el tiempo de Cuaresma que nos lleva a ese momento culminante de la Pascua. La iglesia lo vive, el tiempo apremia y cada Cuaresma es una oportunidad que se nos ofrece, una gracia, que puede ser comprendida o no”.
Recordó que la ceremonia de imposición de la ceniza representa dos fórmulas que nos recuerdan que “Somos polvo y en polvo nos convertiremos” y “Convertíos y creed en el Evangelio”. Y es que, según dijo, “fuimos llamados a la existencia, no éramos nada”.
El Cardenal explicó que la Cuaresma también pone de manifiesto que a veces el hombre se rebela contra Dios y dice lo que es bueno o malo pero “somos imagen y criatura de Dios” aunque hayamos sido “débiles o ingratos, nos hayamos apartado del camino o seamos amigos del pecado”. Así, señaló que la Cuaresma es “una invitación a acordarse de sus comienzos, de sus principios, e invita a saber que es un principio que tiene que ser recorrido, la vida es un camino de identificación con el Señor hasta la Cruz”.
“La Cuaresma de este año 2012 nos invita a la conversión”, afirmó y reconoció que “el hecho del pecado cobra una fuerza especial en estos tiempos de crisis, que afecta a la vida de tantas personas”. Y explicó que aunque ha habido Cuaresmas difíciles, la nuestra “también es grave, seria” y el Señor “nos llama a la coversión”.
También recordó que “conversión y penitencia van estrechamente unidas” porque “si uno domina su egoísmo y pasión y ama al prójimo de verdad, la conversión ha sido verdadera”. Por tanto, es tiempo de “oración, ayuno y abstinencia de verdad”.
Hizo referencia a la JMJ, en concreto a la “fiesta del perdón”, el Via Crucis y procesión hasta la Puerta del Sol y su meditación en el Instituto San José, que “nos descubre la belleza de esa experiencia de vida que se llama conversión y penitencia o abrazo de la Cruz”.
Concluyó señalando que en la Catedral de la Almudena, la Virgen “nos enseña a acordarnos de la historia. Ella interviene de forma extraordinaria” y aseguró que “nos ayuda a seguir ese camino en cada Cuaresma con cercanía maternal”. “Le pedimos que este camino 2012 nos sirva para ser testigos del Evangelio y evangelizar, una verdadera conversión y un sí pleno y total a la gracia del Señor”. “La evangelización del mundo depende de la apertura del corazón sin reservas”, añadió.
