Los delegados diocesanos de Oviedo, León, Astorga y Santander para la pastoral de la salud se reúnen en Corbán

Santander/ESPAÑA.- El Seminario Diocesano de Corbán, acogerá entre el lunes y miércoles próximos las XXXII Jornadas Interdiocesanas de Pastoral de la Salud, que reunirán en Cantabria a más de 100 participantes entre capellanes de centros hospitalarios, agentes de pastoral de la salud, profesionales cristianos del mundo sanitario, así como a voluntarios y grupos de enfermos.

A la cita también acudirán los delegados de la Pastoral de la Salud de las Diócesis de Oviedo, León y Astorga, según informó Iñaki Mardones, director del Secretariado de Pastoral de la Salud en la Diócesis de Santander.

Las Jornadas, que están abiertas a la participación del público, se inaugurarán a las 11 de la mañana del próximo lunes 12, a cargo de Rudesindo Delgado, que fue el primer director nacional en ocupar el Secretariado de la Salud en la Conferencia Episcopal y actualmente es el sacerdote consiliario de la Asociación de Profesionales Sanitarios Cristianos.

La edición de este año, la número 32, concluirá el miércoles día 14 con una intervención, a las 12 del mediodía, de Abilio García, Director Nacional del Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal. La clausura se efectuará con una Eucaristía que oficiará el obispo, Mons. Vicente Jiménez Zamora, a las 13 horas, en el Seminario de Corbán.

La Iglesia con los enfermos

En la diócesis de Santander hay 30 sacerdotes que atienden pastoralmente a los enfermos de los centros hospitalarios, clínicas y residencias de la región. En el caso del Hospital de Valdecilla y de la Residencia Cantabria prestan su labor como capellanes 6 sacerdotes, explicó Ignacio Ortega, capellán del Hospital Valdecilla.

Además, resaltó que la Iglesia desarrolla un importante trabajo con los enfermos “a los que lleva esperanza cuando están internados”; una labor que la Iglesia “realiza en silencio las 24 horas del día”. Ortega precisó que “nuestra misión es acercar la esperanza, porque la Iglesia tiene sensibilidad especial hacia el enfermo y al que sufre”.

Agregó que mediante esta labor pastoral se “infunde serenidad, paz y consuelo a los enfermos y a sus familiares” en momentos de dolor, o cuando se aproxima o llega el fallecimiento de un ser querido; “una labor que presta la Iglesia y de la que no siempre es suficientemente consciente la sociedad”.

Ortega animó a los enfermos y a sus familiares a que soliciten la Unción de Enfermos, “pues es un sacramento de sanación y de reconciliación”, y abogó porque se suprima “la imagen distorsionada de que este sacramento está sólo ligado al momento de la muerte”.

Asimismo, indicó que la Unción puede administrarse varias veces durante la vida y es recomendable “antes de una operación quirúrgica importante o cuando se acerca la vejez”.

Ortega precisó que había tenido “vivencias muy edificantes por su contacto con los enfermos, “sobre todo cuando la familia se reúne ante su ser querido porque llega la hora final; “un trance que debe de vivirse en familia”, recomendó.
Por ello, animó a que el enfermo reciba la Unción acompañado de su familia y “reunida entorno a él”, porque es un sacramento que la persona “debe de recibir en presencia de sus seres queridos, como sucedió en el bautizo, la primera comunión o en la boda”.

Objetivos de las Jornadas

Por su parte, el Director del Secretariado de Pastoral de la Salud en la Diócesis de Santander, Iñaki Mardones, explicó que las XXXII Jornadas que se iniciarán este lunes 12, tratarán de “reflexionar para que entre todos mejoremos la acción pastoral que la Iglesia desarrolla en el mundo de la salud, y de seguir ofertando los sacramentos de vida que son los la Unción de enfermos y la Confesión”.

Mardones indicó que las Jornadas ofrecerán “un foro muy interesante” de encuentros y de mesas redondas “con testimonios de personas cualificadas en el campo de la pastoral de la salud”.

Además, destacó “que los enfermos tienen un papel considerable” en la sociedad y, por ello, la Iglesia, está propagando el mensaje de que “la persona enferma es importante; que tiene su dignidad y que es una parte activa dentro de la propia Iglesia”.