Gijón/ESPAÑA.- “Las parroquias se mantienen con las promesas de los ricos y las limosnas de los pobres”. El párroco de San José de Gijón, Adolfo Mariño, dice que alguien le dijo esa frase hace muchos años. Con el tiempo ha comprobado que no se trata de una frase hecha, sino que está cargada de razón. “La gente mayor, precisamente los más necesitados, los que subsisten con pequeñas pensiones y a duras penas, tienen todavía un sentido de familia en torno a la parroquia”.
Son ellos, los más sencillos, los que sorprenden día a día a con sus muestras de generosidad. Una de las cuestiones fundamentales para un buen funcionamiento económico de una parroquia es la transparencia.
Según el párroco de San José “es fundamental, al igual que la claridad en las cuentas. Cuantos más claros demos nuestros ingresos y nuestros gastos, cuanta más información tengan nuestros feligreses, mejor. En función de ello la gente responde y toma conciencia de su responsabilidad”.
Este domingo 20 de mayo se celebra en Asturias el Día de la Iglesia diocesana. Es una jornada en la que se recuerda que la parroquia se construye, mejora y avanza entre todos, que necesita del tiempo y los medios de cada uno para seguir prestando sus servicios.