Sevilla/ESPAÑA.- Tres días después de abrirse el plazo para realizar la reserva de la visita cultural al Palacio Arzobispal, se han completado todas las fechas disponibles hasta el mes de mayo, por lo que se ha retirado el formulario dispuesto a tal fin en la página web de la Archidiócesis.
Próximamente se informará de las siguientes fechas hábiles para esta visita.
El elevado número de peticiones ha llevado a la Archidiócesis a habilitar una lista de espera para los casos de renuncias.
El patrimonio artístico ha sido considerado por la Iglesia desde siempre como un medio privilegiado para transmitir la Buena Noticia de Jesucristo; por eso, con ocasión del Año de la Fe, la Archidiócesis de Sevilla propone, entre sus actividades formativas, la visita a los espacios más representativos del Palacio Arzobispal, sede de la curia diocesana.
Este recorrido por la via pulchritudinis pretende ser una manifestación de la fe de nuestros antepasados, estimulándonos no sólo al enriquecimiento cultural, sino principalmente a reforzar nuestra relación y nuestro diálogo con el Señor, pasando, como nos exhorta Benedicto XVI, de la belleza de la simple realidad exterior a la realidad más profunda que significa. En todos los tiempos los artistas han ofrecido a la contemplación y a la admiración de los fieles los acontecimientos que marcan el misterio de la salvación, presentándolos con el esplendor del color y la perfección de la belleza.
El edificio que hoy en día conservamos, uno de los escasos ejemplos de arquitectura palaciega del Siglo de Oro español, fue en su origen un conjunto de inmuebles domésticos yuxtapuestos reunidos por los arzobispos hispalenses a partir de la Reconquista de la Ciudad en 1248. Hacia 1593 el Arzobispo Rodrigo de Castro encargó al arquitecto italiano Vermondo Resta una importante racionalización del conjunto, que fue organizado en torno a dos patios conectados a través de una doble galería abierta que conduce a la monumental escalera principal, siendo la decoración y articulación barroca de las fachadas exteriores y la portada del edifi cio obras, entre otros, del arquitecto Pedro Romero y el cantero Fernández de la Iglesia a principios del s. XVIII.
