Lugo celebra la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo Sacramento

Lugo/ESPAÑA.- A las 12 de la mañana del domingo comenzaba en la Catedral de Lugo la ceremonia de la Ofrenda del Antiguo Reino de Galicia al Santísimo Sacramento que se viene celebrando desde 1669, acto que pone fin a las celebraciones del Corpus en la ciudad gallega.

Las autoridades civiles y militares hicieron entrada en el templo, mientras sonaba el Himno del Antiguo Reino de Galicia interpretado por un grupo de gaitas y el órgano de la catedral.

El Arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio presidió la Eucaristía en la que concelebraron el Obispo de Mondoñedo-Ferrol, Mons. Manuel Sánchez Monge; el Obispo de Ourense, Mons. Leonardo Lemos Montanet; El Obispo de Tui-Vigo, Mons. Luis Quinteiro; el Obispo de Lugo, Mons. Alfonso Carrasco Rouco; el Obispo auxiliar de Santiago, Mons. Jesús Fernández González; el Obispo de Astorga, Mons. Camilo Lorenzo; así como miembros del cabildo de Lugo.

Acompañaron al delegado regio, alcalde de A Coruña, los representantes de las ciudades del antiguo Reino de Galicia: Lugo, Santiago, Betanzos, Ourense, Mondoñedo y Tui; así como otras autoridades civiles y militares.

El delegado Regio, el alcalde de A Coruña, Carlos Negreira, presentaba la Ofrenda al Santísimo Sacramento en nombre del Antiguo Reino como se viene haciendo desde hace siglos. En su ofrenda apeló al espíritu y al compromiso de los gallegos con el bien común “desde el respeto a nuestra propia diversidad de ideas y de caracteres, de principios y valores. Aspiramos a ser un pueblo generoso, en el que nadie de la espalda a quien sufre a su lado. Un pueblo dispuesto a detenerse a esperar a quien camina más lento y empeñado en que todos lleguen a su destino”

El alcalde de A Coruña señaló que la crisis peor es la crisis de los valores, que solo se puede combatir “desde el respeto a la historia, la militancia activa en el bando de las personas, al observancia de las generaciones que nos preceden y la protección de quienes están llamados a sucedernos”.

Invocó la protección del Santísimo Sacramento para renacer más solidarios con los que sufren, los enfermos, ancianos, parados… Y, apelando a la necesidad de una convivencia armónica, recordó que los gallegos, que “tantas veces tuvieron que salir al mundo en la procura de un porvenir, saben muy bien lo que significa integrar en vez de separar, compartir en vez de dañar y convivir en vez de rechazar”.

En la contestación a la Ofrenda, el arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio, agradeció las palabras del oferente y nos recordó que la Eucaristía “es el don que Jesús hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito para cada hombre”… “El amor- dijo Mons. Julián Barrio- es la fuerza más revolucionaria para trasnformar nuestra vida y la realidad del mundo, lejos de la corrupción, del conformismo y de las ambigüedades”. Continuó su intervención diciendo: “Los necesitados, material y espiritualmente, que son muchos, hieren la sensibilidad humana y cristiana y denuncian el egoísmo y la indiferencia. Cuando no se respeta la justicia y no se sirve a la caridad, perdemos humanidad. Alimentarnos de la Eucaristía es compartir los sentimientos de Cristo, y sentirnos urgidos a aceptarnos y comprendernos, perdonarnos y amarnos”

Apeló a la necesidad de “una nueva cultura del cariño, de la solidaridad, del compartir y de la compasión. Crear nuevos espacios de esperanza es vital, dado el incremento progresivo de la desigualdad, generada entre otras causas, por la disminución de los servicios sociales, por las dificultades para acceder a un vivienda, por la bajada del nivel medio de renta y el índice creciente de la pobreza. No contribuyamos a una cultura del descarte, no nos dejemos robar el ideal del Amor Fraterno”

Mons. Barrio finalizó afirmando que “Cristo Eucaristía es la respuesta a todos los que están cansados, sofocados y sedientos de salvación; a los que sienten necesidad de justicia y de libertad, de fortaleza y esperanza”

Finalizada la celebración eucarística, todas las autoridades eclesiásticas y civiles salieron en procesión acompañando al Santísimo Sacramento por las calles de Lugo.