Actos en Toledo con motivo del 80 Aniversario de la muerte del Siervo de Dios Antonio Rivera

El joven Antonio Rivera, conocido como «El Ángel del Alcázar», murió a los 20 años de edad como consecuencia de las heridas recibidas en el asedio al Alcázar de Toledo, durante la Guerra Civil Española.

Era un destacado dirigente juvenil de Acción Católica y tanto su vida apostólica como su comportamiento en combate (con su célebre frase «Tirad, pero tirad sin odio») y en los meses de agonía abonaron su fama de santidad.

Nació el 27 de febrero de 1916 en Riaguas de San Bartolomé (Segovia), hijo de un médico gallego. Sus padres, José y Carmen, formaron un hogar firmemente católico. Fue el segundo de cuatro hermanos, dos chicos y dos chicas: la mayor, María del Carmen, fue carmelita descalza; la tercera, Ana María, entregó toda su vida al apostolado social.

El hermano menor, José Rivera (1925-1991), también tiene abierta una causa de beatificación y sus «virtudes heroicas» (Venerable) fueron declaradas por el Papa en octubre de 2015. Junto con el sacerdote José María Iraburu, escribió «Espiritualidad católica», la actual Síntesis de espiritualidad católica y fundó la Fundación GRATIS DATE (1988). 

Actos conmemorativos

El programa de actos dio comienzo el viernes, con la celebración de una Vigilia de Oración, en la toledana Parroquia de Santa Teresa, a las 21:00 horas, presidida por Santos García Mochales, delegado de Pastoral de Adolescencia y Juventud. Esta Vigilia de Oración se celebró igualmente en otros puntos de la Diócesis.

El sábado a las 18:00 horas, en el Centro Diocesano de Apostolado Seglar-Parroquia de San Julián, se realizó la presentación del libro «Antonio Rivera, apóstol para nuestro tiempo», del sacerdote diocesano Jorge López Teulón, bloguero en ReL, y prologada por el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plaza. En la presentación, además del autor, participó Emilio Palomo, Vicario Episcopal del Área de Apostolado Seglar y el Vicepostulador de la Causa de Beatificación de Antonio Rivera, José Salinero.

Este trabajo del sacerdote López Teulón se suma a otras biografías anteriores, aportando la novedad de lo que la prensa católica del momento dio a conocer a través de la pluma del propio siervo de Dios, de las actividades en las que participó o aquellas que dirigió, como presidente de la Federación de Estudiantes Católicos y, sobre todo, como presidente de la Unión Diocesana de la Acción Católica.

Escribe el Arzobispo de Toledo, Monseñor Braulio Rodríguez Plaza, en el prólogo: «Antonio Rivera no fue mártir, pues no fue asesinado por su fe, pero sí puede afirmarse, sin temor a errar con ello, que constituye un auténtico testigo, y por ello modelo para todos nosotros. Ciertamente, como señala el título, es un apóstol para nuestro tiempo, cuando, junto a una identidad clara de discípulo, se precisa la paciencia del testigo y la audacia de mostrar la fe en Cristo en tiempos necesitados de orientación en una vida que solo se vive una vez».

Finalmente, a las 20:00 horas fue presidida por Jesús Martín, párroco de San Julián y Arcipreste de Toledo, en la Parroquia de San Julián la Misa de Acción de Gracias  en este 80 Aniversario del Fallecimiento del Siervo de Dios Antonio Rivera.