El arzobispo invita a «cultivar el encuentro con la persona que sufre»

La Eucaristía fue presidida por el purpurado y en ella participaron concelebrando también varios religiosos camilos y otros sacerdotes de la diócesis. Entre ellos, Francisco Javier Cuevas, vicario de Acción Caritativa; Luis María Cuéllar, párroco de Santa María Madre de Dios; Pedro José Lamata, vicario de la parroquia Santa Teresa de Tres Cantos y responsable de la Delegación de Juventud; el padre Ángel de Mensajeros de la Paz, y los diáconos Franklin Fuentes y Gerardo Dueñas, de la Delegación Pastoral de la Salud de Madrid. El coro de la Casa Cultural de Andalucía de Tres Cantos animó la celebración con sus canciones, y la salve rociera como oración a María puso fin a la celebración.

En la homilía, Osoro afirmó que con Jesús nos encontramos en la escuela del humanismo verdadero en la que el otro es lo más importante. Asimismo, señaló que el misterio de la Encarnación hoy sigue produciéndose de una manera magnífica en el Centro San Camilo y se extiende más allá de las paredes de este centro cuando se hace presente el amor de Dios. El misterio de la Encarnación puede ser leído también como una «liturgia del encuentro» que nos transforma: Dios toma rostro humano y se acerca al hombre, a todo hombre sin distinción, para dignificar nuestra condición humana y para indicarnos que todos somos hermanos porque todos somos imágenes de Dios.

Concluyó invitando a todos los presentes a acoger este humanismo que nos enseña Jesús en la Navidad: construir una cultura del encuentro con hechos como lo hizo el mismo Jesús y como lo hizo san Camilo para el que cada persona enferma o que vive en sufrimiento era Dios mismo.

Después de la Eucaristía, tuvo lugar una conferencia de Sebastián Mora que tenía por título Mística y justicia desde el voluntariado. En ella afirmó que ser voluntario es «estar en salida para ir a las periferias donde se vive el sufrimiento».

El encuentro finalizó con una comida de fraternidad. Fue una oportunidad de agradecer a los voluntarios del Centro San Camilo, casi 300 personas, su labor, entusiasmo y cariño con el que ponen de forma práctica «más corazón en las manos».