La mesa redonda ‘Familia y educación’, ha reflejado la importancia que tiene la unión entre los miembros de una familia y el apoyo de los padres hacia los hijos, para que el crecimiento educacional se cumpla de forma satisfactoria. Según el abogado de Estado, José Manuel Otero-Novas, “el diálogo y las aspiraciones educativas de las familias deben ser los medios para que los jóvenes puedan conseguir el objetivo de formarse como personas y profesionales”. Además, ha explicado la importancia que tiene la fuerza de voluntad y que “la persona decida su propia vida, aunque no siempre elija la dirección correcta”.
El joven debe hacer esfuerzos para alcanzar una educación correcta. Los padres tienen como obligación preocuparse por las tareas de sus hijos y mostrar el aprecio que necesitan. Los progenitores son libres de elegir la educación pública o privada de sus descendientes. Pero también las exigencias de la escuela influyen en el apoyo hacia el alumno, sin olvidar que “si el alumno quiere, puede salir adelante gracias a la voluntad individual”, ha matizado la pedagoga, Inger Enkvist.
Educar es sinónimo de sacar lo mejor de uno mismo para una vida en plenitud; hacer personas libres con intención y colaboración. La misión de la familia es generar, amar, cuidar y educar la vida. Sin embargo, se han perdido estos valores en favor de un vacío existencial y una sociedad enferma. El mal se ha hecho estructura social y no hay educación porque no hay perfección. Por eso hay que recuperar lo perdido, la conciencia del principio.
Todo lo bueno debe retomarse. La familia no puede dejar de lado los problemas ni sentirse aplastados por ellos. Hay que recuperar el lenguaje cristiano en el hogar, además de la verdad y la cordura. También hay que recuperar al ser humano y el conocimiento de nuestro ser: el de la familia cristiana. Y, por supuesto, no hay que olvidar la importancia que tiene el optimismo de la fe y los hábitos de espiritualidad. “No da igual creer en Dios o fiarse de Él, que no hacerlo”, ha concluido la presidenta de la Delegación de Pastoral Familiar, Elvira de los Ángeles.
