El Cardenal Rouco destaca que la visita de Juan Pablo II en 1989 “supuso una gran corriente espiritual y humana para la esperanza de España”.
Thu, 03 Apr 2014 15:01:00
El Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Antonio Mª Rouco Varela, participó anteayer en un acto universitario junto al Arzobispo Milán, Cardenal Angelo Escola, quien pronunció una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, titulada “Juan Pablo II. Un testigo para el Tercer Milenio”, organizada por el aula de Pastoral Universitaria “Veritatis Splendor”. la foto (4)
En su intervención, el Cardenal Rouco habló de la Diócesis de Milán, de la que el Cardenal Scola es arzobispo, y dijo que es “una de las más grandes de la Iglesia Católica”. Así, destacó la riqueza de la historia cultural y universitaria de Milán y enumeró algunas de las figuras más importantes para la historia universal como San Carlos Borromeo, “tan influido por la historia espiritual teológica de España”.
El Cardenal también recordó la JMJ de Santiago de Compostela en el año 89, que presidió el Papa Juan Pablo II y anunció que en noviembre se cumplen 25 aniversario de la celebración de la Jornada y de la caída del muro de Berlín, que conllevaba la caída de “una de las ideologías más difíciles de la historia”.
También, destacó “el horizonte que nos ha abierto” el Cardenal Scola repasando en su conferencia la figura de Juan Pablo II, que “nos ha puesto de manifiesto cómo es importante vivir la vida a fondo, de verdad, sobre todo, cuando lo ha presentado en contraste con ese peso de las ideologías que siempre se han dado, pero que en la historia contemporánea con muchísima fuerza”. Para el Cardenal Rouco es “un papa de una figura histórica gigantesca”.
Destacó, asimismo, la presencia de Juan Pablo II en la universidad de Derecho en su primer viaje a España que “supuso una gran corriente espiritual y humana para la esperanza de España”. “Acuñó aquella frase, dijo, de que una fe que no se hace cultura no es verdadera fe y una cultura sin fe se configura difícilmente de cara a las propuestas de plenitud y de respuesta a los grandes problemas del hombre”. Y concluyó afirmando que la “universidad es un lugar de libertad, de diálogo, donde se habla, se piensa, se debate y un lugar para avanzar en el camino de la verdad que nos lleva al bien del hombre”.
