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CAMINEO.INFO.-




¿Kikos o neocatecumenales?

Fri, 26 Jun 2009 16:00:00
 
Bruno Moreno Ramos

CAMINEO.INFO.- Quaestio quodlibetalis XV. En los últimos días, he leído varios comentarios de miembros del Camino Neocatecumenal que protestaban porque otras personas les llamasen “kikos”. Me ha parecido una buena idea reflexionar un poco sobre esta cuestión. Empezaré diciendo que, aunque pertenezco a una Comunidad Neocatecumenal, no tengo ningún puesto de responsabilidad en el Camino, así que lo que voy a decir es sólo mi opinión, muy probablemente equivocada.

Lo primero que se suele señalar sobre ese nombre de kikos es que al propio Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal, no le gusta. ¡Claro! Me preocuparía mucho que le gustara, la verdad. Muéstrame a un cristiano al que le guste que la atención se fije en él en lugar de en Cristo y te mostraré a alguien que tiene que volver al primer curso de humildad cristiana.

El uso de nombres como éste no tiene, sin embargo, nada de extraño. A menudo, el nombre de un grupo recuerda el de la persona concreta que fundó ese grupo. Los franciscanos fueron bautizados por San Francisco como Hermanos Menores o Fratres Minores, pero apenas nadie conoce hoy ese nombre. Los dominicos son la Orden de Predicadores, pero su nombre popular recuerda a Santo Domingo de Guzmán, que los fundó. Lo mismo sucede con los religiosos camilos o lasalianos o con las religiosas vedrunas. En otros casos, el nombre se debe a algo aún más circunstancial: el lugar donde empezó la fundación, como en el caso de cistercienses, cartujos o camaldulenses.

¿Por qué sucede eso? Simplemente, porque, a menudo, los nombres descriptivos son demasiado complicados. Por ley del mínimo esfuerzo. Recuerdo una señora muy sencilla que decía: “Somos neocaticum… neocatecolu… Bueno, un nombre muy raro, pero nos llaman kikos que es más fácil”. En nuestro caso, además, los nombres alternativos que se usan no son muy apropiados. No es adecuado decir que somos “neocatecumenales”, porque se trata de un adjetivo y no un nombre. Tampoco el nombre de neocatecúmenos es apropiado, porque, de hecho, el catecumenado o neocatecumenado sólo es parte del Camino y no su totalidad. En realidad, yo diría que lo que somos es “hermanos que caminan en una comunidad neocatecumenal”, nombre que, evidentemente, es demasiado largo para utilizarlo habitualmente.

Existe una segunda razón, en mi opinión, para que a multitud de grupos, congregaciones y órdenes de la Iglesia se les dé el nombre de su fundador o del lugar donde nacieron. Esta razón estriba en el reconocimiento de algo esencial para el cristianismo: la fe cristiana no es una filosofía. Dios ha entrado en la Historia. Dios se implica en la vida de personas concretas y actúa con ellas y por medio de ellas, a pesar de su debilidad. Los Evangelios recogen en varias ocasiones las listas de los doce apóstoles, con sus nombres y a veces incluso sus apodos. La Iglesia de Cristo no cayó hecha del cielo, sino que se llama Iglesia Católica y Apostólica porque se fundó sobre esas doce personas concretas, con sus defectos y su amor por el Señor. No es extraño, pues, que los grupos católicos recuerden en sus nombres a las personas concretas que Dios utilizó para formarlos.

¿Es eso una forma de “adoración al líder”? No nos engañemos, podría serlo. Los seres humanos, dañados por el pecado original, tenemos la tendencia de convertirlo todo en ídolos. Es una tentación que tenemos que tener en cuenta. Sin embargo, disponemos de una estupenda vacuna contra esa tentación: el grandísimo regalo que Dios nos ha hecho con su Iglesia. La Iglesia universal es mayor que cualquier grupo que haya en su seno. La Fe, la Escritura, los sacramentos o el ministerio jerárquico no fueron entregados por Cristo a grupos particulares ni a sus fundadores, sino a la Iglesia Santa, Católica y Apostólica. Es la Iglesia la que forma el Cuerpo de Cristo y ya sabemos lo que le pasa a un miembro que se separa del cuerpo: inevitablemente se muere.

Considerado como debería considerarlo todo un cristiano, con los ojos de la fe, el nombre de kikos nos debe llevar a mirar más a Dios. Es verdaderamente increíble que Dios, para hacer una obra suya, haya elegido a una vasija de barro como Kiko Argüello, a quien hemos visto discutir como los demás y confesarse como los demás y que ha cantado con nosotros esas frases del salmo 50: “Misericordia, Dios mío, por tu bondad. Por tu inmensa compasión, borra mi culpa”.

También se señala, a veces, el matiz despectivo o insultante que pueda tener el término kikos cuando lo usa la gente. No siempre es el caso, pero admito que a veces puede ser así. Pues bien, tampoco en esto somos los primeros. Algo similar les sucedió a los dominicos, cuyo nombre se convirtió en despectivo, porque, en latín, suena a “Domini canes”, es decir, los perros del Señor. Ellos, en lugar de ofenderse por ese apodo, lo aceptaron gustosos, considerando que era un honor que se les considerase sabuesos de Dios. Además, lo relacionaron con un sueño que había tenido, Juana de Aza, la madre de Santo Domingo, cuando estaba embarazada de él: un perro que llevaba en su boca una antorcha. Este perro simbolizaba a Santo Domingo, que iba a predicar la fe para iluminar al mundo. Por lo tanto, ¿cómo iban a ofenderse los dominicos porque a ellos también les llamasen perros del Señor?

A este respecto, me parece estupendo algo que dice Carmen Hernández muchas veces. Kiko, en italiano, significa grano (en esa lengua se escribe chicco). Y cualquier cristiano, al oír hablar de granos, recuerda las palabras de Cristo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, no da fruto, pero si muere, da mucho fruto”.

En cierto modo, ese nombre de kikos que nos dan, lo que debería hacer es recordarnos que estamos llamados a dar la vida, como granos de trigo, al igual que Cristo. Y, por lo tanto, como él y por causa de él, estamos destinados a ser “despreciados, desechos de las gentes, maltratados, ante quienes se esconde el rostro”. ¿Es esto masoquismo? No, es simplemente, la misión del que predica el Evangelio: Mientras nosotros morimos, el mundo recibe la vida.

Kikos, neocatecumenales, catecúmenos, neos, caminantes, hermanos de una comunidad neocatecumenal… ¿qué importa, mientras Cristo sea predicado? Ay de mí, si no anunciase el Evangelio.







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24-08-2011, dios es omor

yo estoy empesando en el camino pero se que el demonio esiste por mis acontecimientos pero se que dios es mas grnde

john de los santos

alexjohn1236@hotmail.com


01-07-2009, kikos

Demos gracias al Señor por este artículo. Ciertamente puede ayudarnos a caminar la verdad: y todo y especialmente el final a que tengamos la gracia de optar definitivamente por el Señor presente en los hermanos: el otro es Cristo(aunque no sea un kiko)

hugo luis r. martinez

rudemar71@gmail.com.ar


26-06-2009, ¿Kikos o neocatecumenales?

Creo que hay batallas que ya se han perdido. Kikos se ha impuesto, y aunque nos llamen neocatecumenales, a reglón seguido se aclara que somos los Kikos.

La Gripe A (H1N1) conocida como gripe porcina. Al final casi siempre se aclara que es la gripe porcina. Pues algo parecido ocurre con los Neocatecumenales que al final sale a relucir la palabra Kiko.

En la calle, lo mismo, como no le digas que eres de los kikos no saben donde estas.

Manuel

regina10@gmail.com


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