CAMINEO.INFO.- Hay mucha gente que comenta que la Iglesia está medio muerta, que no hay vocaciones, que claro "esto de la religión, es un cuento chino", pero nada mas lejos de la realidad. La Iglesia está viva, pues la mantiene el Espíritu de Dios y siguen habiendo vocaciones, es mas sin lugar a dudas donde mas vocaciones hay entre las ordenes religiosas femeninas, se podría decir, que son en los conventos de vida Contemplativa, y como muestra tenemos el caso de tres novicias que han profesado esta semana sus votos temporales en el monasterio valenciano de La Encarnación en la orden religiosa de vida contemplativa de las Carmelitas de la Antigua Observancia.
Las tres novicias han realizado los estudios de postulantado y noviciado en Valencia. La celebración fue presidida por el canciller secretario del Arzobispado de Valencia, Jorge Miró.
A partir de este momento, las religiosas iniciarán un periodo de formación que durará cinco años y terminado este tiempo, realizarán sus votos solemnes en la orden.
De las tres novicias, una es ingeniera civil, otra auxiliar de farmacia y la tercera licenciada en Administración y Dirección de empresas.
Dos de las novicias, Norayma Coromoto Morales Montilla y María de las Mercedes de la Cruz, de 31 y 32 años de edad, respectivamente, son de Venezuela, donde "pertenecieron al Camino neocatecumenal “en él sintieron la llamada vocacional”.
La tercera novicia es Manuela Medina Triguero, de 63 años de edad, natural de Jaén y auxiliar de Farmacia, que “sintió la llamada a la vida consagrada durante su colaboración en las diferentes actividades de su parroquia”.
Camineo.info, ha tenido la oportunidad de hablar con una de ellas, la novicia Sor María Mercedes de la Cruz, la cual ha tenido la amabilidad de contestarnos a unas preguntas que reproducimos textualmente:
Camineo: ¿llevaba mucho tiempo en el camino neocatecumenal?
Sor María: unos 10 años.
Camineo: ¿Cómo es qué sintieron la vocación tan tarde?
Sor María: Porque Dios llama cuando quiere, la pregunta sería para Dios, no para mí.
Camineo: Muy bien contestado… ¿Piensan que es un poco tarde para ser novicias?
Sor María: no, nunca, nunca. Nunca es tarde, para amar a Dios nunca es tarde, Ud. también está llamada a amar a Dios.
Camineo: Lo intento…
Sor María: Todos estamos llamados.
Camineo: Como es que han venido a España y no se han quedado en Venezuela ¿por algún motivo político, porqué allí no hay conventos?
Sor María: Si que hay conventos.
Camineo: Entonces ¿por qué?
Sor María: Pues nuestros directores espirituales nos recomendaron que viniésemos a España y tomamos esa decisión.
Camineo: ¿Cuanto tiempo lleván en el convento?
Sor María: Tres años, en Noviembre cumplimos tres años.
Camineo: ¿Están contentas?
Sor María: Si gracias a Dios estamos muy contentas. Si Dios no da la alegría, nada tiene sentido.
Camineo: ¿Echan de menos algo del mundo?
Sor María: Nada todo lo da Dios con la vocación nada, bueno yo por lo menos no extraño nada, yo estoy muy feliz.
Camineo: Ud. Era Ingeniera Civil, un trabajo que es complicado. Ahora pasar de trabajar tanto a estar en un convento de cara a la oración mas que nada, ¿no se hace un poquito pesado?
Sor María: No, con la vocación Dios lo da todo.
Camineo: Muchas gracias, me alegro de que estén tan contentas y que el Señor las guarde y las bendiga y que se acuerden de rezar por nosotros.
Sor María: Lo hacemos todos los días, por todo el mundo, rezamos por todos, para eso estamos aquí.
Camineo: Estamos convencidos que la Iglesia se sostiene gracias a la oración de todas las hermanas que están en esa misión. ¡Felicidades!
Sor María: Hasta luego, gracias
Camineo: A vosotras…
Aquí termina nuestra pequeña charla con una de las novicias, mujer de 32 años, con una buena profesión, pero que como sus compañeras no se han resistido a la llamada de “Su Señor”, ellas le han dicho sí, como novicias de momento y mas adelante como religiosas de La Encarnación en la orden de vida contemplativa de las Carmelitas de la Antigua Observancia.
Nosotros (como nos decía Sor María Mercedes de la Cruz) también estamos llamados, solo nos falta cuestionarnos cada uno ¿Qué quiere Dios de nosotros?.
