CAMINEO.INFO-.Miles de personas (unas 200.000, según los organizadores) asistieron ayer al «Encuentro vocacional del camino neocatecumenal», un acto que se celebró en la plaza de Cibeles aprovechando el tirón de la Jornada Mundial de la Juventud.
El momento cumbre de la cita llegó aproximadamente a las ocho de la tarde, cuando, tras tres horas de lecturas, cantos y homilías, Kiko Argüello, el fundador del movimiento, pidió, a los que sintieran la llamada, que se levantaran y se acercaran al estrado. Muchos chicos lo hicieron (unos 5.000), y allí, en el estrado, recibieron la bendición del cardenal Rouco Varela. Es evidente que este acto es un primer paso, y que esas personas han de profundizar en esa primera decisión para saber ciertamente si el sacerdocio o la vida religiosa es su camino. Después se actuó igual con las mujeres, y se estima que 3.000 chicas expresaron su voluntad de seguir la vida consagrada.
«No estoy loco, no estoy loco», había subrayado antes Kiko, cuando dijo que se había propuesto como meta conseguir «25.000 sacerdotes para evangelizar China».
La celebración contó con un concierto de música, la sinfonía «El sufrimiento de los inocentes», del propio Kiko Argüello, y estuvo presidida de principio a fin por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela. Asistieron también otros cardenales y prelados y los dirigentes de este movimiento católico.
El acto empezó con el saludo a los diversos grupos nacionales. A las seis menos cuarto de la tarde llegó el turno de los españoles. Se produjo un estruendo enorme. Kiko sostuvo que había 30.000 jóvenes de España (junto con los italianos, 25.000, el grupo más numeroso). La presentación de Kiko, nombrando a cada una de las naciones presentes, duró más de una hora.
Esta primera parte del evento se vio interrumpida en alguna ocasión por las breves palabras de algunos obispos. Entre ellos, el cardenal Glemp, de Polonia, que saludó cordialmente, brevemente, en polaco y en italiano, a los asistentes. Kiko contestó: «”Dziekuje”, que quiere decir “gracias” en polaco». Pero el iniciador de los neocatecumenales tenía lapsus idiomáticos, pronunciando por ejemplo «Súdan» (con acento en la «u»), en vez de Sudán, o diciendo «la Irak». También intervino el cardenal Sistach, de Barcelona: «Estoy muy contento de estar con vosotros —dijo—. Que seáis apóstoles de los jóvenes. Confiad siempre en el Señor». El cardenal primado de América (República Dominicana) afirmó: «Solo decirles que hemos celebrado los 500 años de la primera misa en América».
El obispo de Ávila explicó que habían traído la urna de San Juan de Ávila, «un joven inquieto que se encontró a Jesús». Del obispo de San Sebastián, Kiko Argüello subrayó que era «un valiente del País Vasco», a lo que el prelado respondió: «La fuerza es del Señor, nosotros somos sus instrumentos». Un capuchino recordó que ayer era la fiesta de María Reina, lo que dio paso a que Kiko animara a los jóvenes a que después se levantaran «para la nueva evangelización». Y es que —añadió— «está pasando algo, está pasando algo, hay una nueva primavera, Dios está dando un espíritu nuevo. España se ha quedado sobrecogida con la visita de Benedicto XVI».
La guitarra como arma
Kiko coge la guitarra y se pone a cantar. Sale como una especie de sevillana con estribillos litúrgicos: «Vengo a reunir a todas las naciones. Gloria, gloria, gloria. Los enviaré a naciones más lejanas, y los haré sacerdotes para mí». Luego entonará otra referente a la Virgen María, también estilo sevillano: «Una gran señal apareció en el cielo». La multitud se une al tonillo rítmico. Algunas bailan. Kiko habla del pecado, del incesto, de «no dejar de hacer el bien por miedo a la vanidad», de mujeres asesinadas, del crimen del aborto, de los dos niños asesinados anteayer en La Coruña...
Intervinieron, al final, los otros dos fundadores del camino, Carmen Hernández, quien dijo bromeando que los que estábamos allí éramos santos por aguantar a Kiko, y destacó el papel clave de la mujer en la Iglesia (la Virgen fue la única que estuvo al pie de la Cruz y las mujeres fueron las primeras que anunciaron la resurrección) y el padre Mario Pezzi, que animó a consagrarse a Cristo.
Un itinerario de formación
El movimiento iniciado en la década de los sesenta por Kiko Argüello, Carmen Hernández y Mario Pezzi es reconocido y avalado por la Santa Sede como «un itinerario de formación cristiana católica y de evangelización». Juan Pablo II aprobó en 2002 sus estatutos de forma temporal, siendo reconocidos definitivamente en 2008 como parte estructural de la Iglesia católica. Está presente en 900 diócesis del mundo, con cerca de 17.000 comunidades en 6.000 parroquias de 105 países y 78 seminarios Redemptoris Mater.
