CAMINEO.INFO.- Trinidad y Antonio son padres de doce hijos -siete chicos y cinco chicas- de entre siete y veinticinco años. Pertenecen al Camino Neocatecumenal y también son abuelos de una nieta, hija de la segunda de sus vástagos, la única de los doce que ya se ha casado y ha abandonado el hogar paterno.
El domingo, el matrimonio asistirá con su numerosa prole a la misa de las familias en la Plaza de Lima de Madrid, un lugar histórico donde Juan Pablo II -en su primer viaje a España en el año 1982- celebró una multitudinaria misa, también para las familias, lanzó aquel inolvidable llamamiento en favor de la vida de los no nacidos y llenó de esperanza a millones de personas. Precisamente, el lema de la celebración de la Sagrada Familia, «El futuro de Europa pasa por la familia cristiana», está tomado de una frase pronunciada por el Papa Wojtyla aquel 2 de noviembre.
«Asistimos a la Eucaristía porque es una forma de dar testimonio, mostrar con el ejemplo dónde está lo importante y decir a todos que se puede vivir de una forma distinta a como nos presentan», afirma Trinidad, al tiempo que resalta: «Me parece estupendo que se celebre una misa para las familias en un día tan señalado como el de la Sagrada Familia de Nazaret».«Asistiremos a la misa para mostrar con el ejemplo dónde está lo importante»En la vida de este matrimonio, que en no pocas ocasiones debe enfrentarse a la incomprensión por haber tenido una docena de hijos, «la Eucaristía es vital y alimenta» toda su existencia. Y de ahí sacan toda la fuerza para impregnar a su familia de un sentido cristiano. «Así lo decidimos desde el principio. Nos casamos en la Iglesia, hemos tenido a nuestros doce hijos en la Iglesia y así queremos seguir».
Doce hijos exigen mucho pero sus padres no quieren oír hablar de renuncias. «No hay nada mejor que dar la vida por los hijos. A lo máximo que hemos renunciado es al egoísmo de pensar en nosotros mismos, porque darse a los demás es lo que realmente te hace feliz, porque es lo que Dios quiere», afirma Trinidad. Y, en alusión a la cultura que impera en la sociedad, añade: «En realidad, somos los auténtico antisistema».
Respeto a la vida
Al hablar del aborto, el matrimonio afirma que «no es otra cosa que quitar la vida». Para ilustrar ese respeto a la vida, recuerdan que su hijo de 10 años nació con hidrocefalia y es minusválido. «Podía haber abortado -dice Trinidad- pero eso es un crimen». También cuando esperaba su sexto hijo, una niña, tuve problemas graves de salud. «Querían que abortara pero tampoco lo hice». Para esta madre, la apología del aborto, «deja a la mujer en una profunda indefensión». Con todo, la familia ve con esperanza el futuro y quiere «dar testimonio de la verdad».
