La familia Muñoz Andrés defiende el modelo tradicional como fuente y modelo de valores basados en el amor, el respeto, la convivencia y el perdón

CAMINEO.INFO.- Mañana domingo, la Plaza de Lima de Madrid congregará a decenas de miles de familias de toda España y de varios países europeos en torno a la Eucaristía por la Familia organizada por la Diócesis de Madrid-Alcalá con motivo de la festividad litúrgica de la Sagrada Familia.

En esta masiva ceremonia religiosa de exaltación y defensa de la familia tradicional estará presente la de Javier Muñoz y Carmen Andrés, que junto a sus siete hijos participarán en un encuentro que consideran “necesario” para poner en valor las excelencias de un modelo familiar que les ha servido para crecer personal y espiritualmente como personas

Con 19 años de matrimonio a sus espaldas, Javier y Carmen no se consideran “gente rara” por tener una prole familiar cuyo número en muchas ocasiones sorprende a quienes les conocen. María, con 18 años, es la mayor de los hermanos, a quien siguen Jesús, Paula, Marcos, Carlos, Javier y David, el benjamín de la casa con apenas dos años de edad.

“Las preguntas más frecuentes a las que respondemos cuando hablamos de nuestra familia son si somos de algún movimiento religioso [todos pertenecen al Camino Neocatecumenal] o incluso si todos los niños son del mismo padre o de relaciones distintas —explica Carmen con ironía— pero lo cierto es que nuestra forma de vivir la familia es la que nos hace felices y es en la que queremos seguir educando a nuestros hijos”.

Para Javier, que trabaja como comercial en una empresa de maquinaria de construcción, el concepto “tradicional” a la hora de definir a la familia “se está menospreciando mucho, al vincularlo con una determinada opción política o religiosa, cuando lo cierto es que la mayor parte de las personas tenemos como referencia el modelo de familia recibido de nuestros padres y nuestros abuelos, que ha conseguido consolidar la sociedad actual y fomentar una serie de valores que ahora parecen estar obsoletos”.

De este modo, tanto Javier como Carmen consideran que el número de hijos “no es sólo una cuestión de responsabilidad, porque nosotros como pareja no somos los creadores de la vida, sino los instrumentos de los que Dios se sirve para ello”.
Con las lógicas estrecheces de una familia con nueve miembros, para el matrimonio Muñoz Andrés la clave para poder salir adelante no sólo en lo económico, sino también en lo afectivo es “funcionar como una orquesta bien afinada, en la que cada uno sabe cual es su función y cómo tiene que desempeñarla, y donde los padres tenemos que ejercer como directores para intentar extraer los mejores resultados de cada uno de nuestros hijos”.

Carmen Andrés pone un ejemplo significativo, al asegurar que “cuando uno de mis hijos me pide algo que no puedo darle argumentando que sus amigos lo tienen, yo le respondo que mientras sus amigos tienen consolas, él tiene hermanos, que es mucho más importante, y finalmente acaban entendiéndolo”.

Para ensamblar todo este complejo sistema de convivencia, Javier y Carmen coinciden en señalar la importancia de la fe como argamasa para inculcar a sus hijos valores como el amor a los demás o el respeto.

“Sabemos que Dios ha intervenido en la familia que tenemos, y para nosotros es importante vivir en la fe el perdón, la esperanza en que las cosas pueden mejorar, la paciencia, la caridad y saber que en medio de las situaciones difíciles que se presentan en el día a día podemos contar con una base firme en la que apoyarnos”, concluyen.