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Ver y Creer: “Cuaresma 2013”

Thu, 07 Feb 2013 07:08:00
 

A su mensajede Cuaresma, Benedicto XVI lo tituló "Creer en la caridad suscita caridad" porque, como afirma en su texto, "la celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, ofrece una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás". A fin de conocer la esencia de este Mensaje del Papa, presento enseguida el resumen textual:

"1. La fe como respuesta al amor de Dios.- La fe constituye la adhesión personal -con todas nuestras facultades- a la revelación del amor gratuito y apasionado que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesucristo. El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino el entendimiento. El cristiano, conquistado por el amor de Cristo, y movido por este amor, está abierto al amor al prójimo. Esta actitud nace de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios.

2. La caridad como vida en la fe.- Toda la vida cristiana consiste en responder al amor de Dios. La primera respuesta es la fe, acoger una iniciativa divina que nos precede y reclama. Y el «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega a actuar por la caridad y él mora en nosotros.

3. El lazo indisoluble entre fe y caridad.- Nunca podemos separar fe y caridad. Estas virtudes teologales están íntimamente unidas, por lo que es equivocado ver en ellas un contraste. Representa una limitación la actitud de quien hace fuerte hincapié en la prioridad y el carácter decisivo de la fe despreciando las obras concretas de caridad y reduciéndolas a un humanitarismo genérico. También es limitado sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista. La mayor obra de caridad es la evangelización. Ninguna acción es más caritativa hacia el prójimo que hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recibimos el primer contacto con lo divino para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás.

4. Prioridad de la fe, primado de la caridad.- La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre.

En este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, deseo a todos que vivan este tiempo reavivando la fe en Jesucristo. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno la Bendición del Señor".







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