Ver y Creer: “Luego de la renuncia de BXVI”

En medio de una tormenta de opiniones diversas con argumentaciones varias, lo cierto es que la renuncia del papa no es materia de Fe, así que no es posible afirmar que el Papa abandona a la Iglesia tiempo de dificultad; al contrario, él mismo con confianza invita a la Iglesia a encomendarse al Espíritu de Dios y a un nuevo Sucesor de Pedro.

No es posible afirmar –no existe una sola fuente informativa al respecto- que Benedicto XVI renuncia por presiones curiales o del exterior. Ahora es muy evidente que ha desarrollado su pontificado más como una misión recibida, que como un poder poseído, y como la Iglesia tiene por norma moral optar por un mal menor cuando no es posible la opción por el bien; con su renuncia el Papa busca conseguir un mayor bien para la Iglesia a la vez que evita un mal menor.

Además de otorgarle toda la credibilidad al Santo Padre en las causas que motivaron su renuncia, no sobra el análisis de un simple observador que puede percatarse de que Benedicto XVI pretende, a toda costa, evitar que el cónclave de elección de su sucesor lleve a la Silla de Pedro a un Romano Pontífice inconveniente para la Iglesia de nuestro tiempo y del futuro.

Las posibles consideraciones del Papa Benedicto son incalculables y variadas. Por ello, sólo mencionaré una a manera de muestra: En estos días suena mucho el nombre del cardenal Peter Turkson, de Ghana, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, como posible sucesor inmediato al Solio pontificio; pero el cardenal Turkson ha tenido dos declaraciones extrañas que fueron recibidas con tal recelo que a partir de ellas la Secretaría de Estado de la Santa Sede emitió un documento en el que prohíbe este tipo de manifestaciones libres y las restringe a su pronunciamiento sólo por la misma Secretaría. Los que dijo el cardenal es que es necesaria la creación de una autoridad supra-nacional para la implementación de un Gobierno Mundial, así como la creación de un Banco Mundial. Es evidente que el cardenal Turkson, de llegar al pontificado, es un peligro para la Iglesia, para la economía y para la geo-política internacional.

Hacia lo que ha de venir, es claro que el sucesor inmediato del Papa Benedicto surgirá de entre 117 cardenales que, en rigor, son electores y a su vez elegibles. Antes y durante la celebración del Cónclave seguirán sonando muchos nombres, ya desde ahora: Leonardo Sandri, Angelo Scola, Tarcisio Bertone, Marc Ouellet, Timothy Dolan, Peter Turkson, Gianfranco Ravasi y otros más. Pero, en honor a la verdad, quien se atreva a decir quién será no ganará fama y sí perderá credibilidad porque… ¿Quién de los 117 cardenales, ante la perspectiva de ejercer su ministerio en plenitud, estará dispuesto a hacer lo que otro le imponga, tanto más que cada voto es secreto?

Al alud de comentarios, opiniones y argumentaciones varias, se suman las informaciones procedentes de la Sala de Prensa de la Santa Sede –esas sí ciertas y oficiales- pero que vienen a confirmar lo que muchos suponen: que Benedicto XVI seguirá teniendo gran fuerza en su retiro. Pasemos lista a algunas de las declaraciones oficiales recientes: "El nombre de Benedicto XVI es inalienable, por lo tanto, Joseph Ratzinger podrá seguir usándolo", "Monseñor Georg Ganswein seguirá siendo el Secretario de Joseph Ratzinger", "Benedicto XVI modificará algunas normas que rigen la elección del Romano Pontífice en el documento Universi Dominici Gregis"

Los próximos días serán definitorios de que se concrete la célebre expresión Habemus Papam. Mientras tanto… como dijo Juan Pablo II: Si viviamo, vediamo; "Si vivimos, veremos".