Hasta el momento la ciencia no ha podido encontrar ningún modelo matemático de carácter universal, pues de haberlo encontrado este hecho supondría una revolución no solo para la ciencia sino para el resto de las ramas del saber cómo pueden ser principalmente la filosofía y la teología.
Desde hace siglos, la comunidad científica sigue buscando un modelo universal pensando erróneamente que el "hallazgo" podrá venir de algún intelectual dentro de cualquier campo concreto de la ciencia, pero Jesucristo nos dio a conocer que lo supremo está reservado a los sencillos (Mt 11:25).
De esta manera desde el año 2008 se da a conocer este patrón universal que consiste en hacer una operación aritmética de un valor en forma de cruz, obteniendo resultados simétricos exactos o aproximados como pueden ser en los teclados numéricos de cualquier equipo electrónico, en el calendario, en la tabla periódica de los elementos, en el código genético humano, etc.
Este hecho supone un principio para poder conciliar todas las ramas del saber, pero aunque parezca mentira, estando en el siglo XXI se pueden poner aún en práctica aquellas palabras de San Pablo en Filipenses 3:18 - Lo que ocurrió en la cruz creó enemigos de la cruz.
La ciencia jamás fue oposición para la fe o viceversa, pues como podemos comprobar, tras la divulgación de este fenómeno natural en el universo en el que la Santa Cruz está inscrita con caracteres matemáticos en todos los lugares donde se manifiesta un orden racional, se puede comprobar ahora empíricamente que es más bien el propio hombre el obstáculo hacia el conocimiento y no precisamente los medios que disponemos, pues cuando la ciencia es humilde, es pura religión.
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