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El origen del logos, creador del embrión humano

Fri, 27 Dec 2013 17:02:00
 
María de las Nieves Álvarez Peláez. Médico.

La filosofía de Heráclito y el Logos de San Juan

Cuantas veces nos habrá llegado la intuición o reflexión sobre el origen de la palabra, pero es justo fijarnos en los primeros pensadores del que podemos destacar a Heráclito que inventó el concepto logos.
Heráclito es de origen griego, pensador presocrático y que le dio al concepto logos el significado de Espíritu, pensamiento e idea, pero también se le atribuye discurso, palabra y verbo. El logos de Heráclito lo situamos en el origen y es la esencia del Espíritu y le atribuye un carácter divino y es el alma viva de las palabras que pronunciamos.

San Juan en el prólogo del IV Evangelio lo vincula directamente con Dios y le llama Logos, Verbo o Palabra “En principio…Esta palabra única es el Hijo eterno para distinguirlo de la palabra humana encarnada que pronunciamos los seres humanos y que no siempre remite a ese origen eterno, sino al nombrar las cosas, los animales y los hombres.

Los pensadores presocráticos, como Heráclito se dedicaban a la contemplación y a pensar en el Mundo. Y en su Filosofía van reflexionando sobre la forma de cómo estaba ordenado todo lo viviente, y eran generadores de belleza. Buscan el cómo se desarrolla la conciencia humana y la fuerza y potencia de la palabra.

Siguiendo la concepción de Heráclito, el logos es el principio unificador que es capaz de generar la ideación en forma de conceptos.

El logos es una energía interior que procede del Logos Primordial, el principio de los principios de todo cuanto existe, la esencia, sustancia y naturaleza divina. El logos está encarnado en la palabra interior y encierra en esa energía la esencia misma del espíritu creador que hace posible que el hombre exista, piense, imagine y desarrolle la palabra exterior, al emitir el contenido del pensamiento en la proyección de la palabra.

El logos es el que desarrolla la conciencia humana, genera la capacidad de reflexión y es fuente de la vida interior del espíritu de la persona humana. No es posible concebir al ser humano sin el logos, sin la energía vital creadora.

1. El logos energía creadora del embrión humano

Los científicos modernos han aportado importantes descubrimientos en la forma de transformación del ser humano desde su origen morfológico embrionario, fetal, nacimiento del niño y todo el desarrollo posterior de la conciencia humana, pero faltan aportes importantes a la conciencia del origen embrionario.

Si tomamos el logos de Heráclito como base de la sabiduría universal o como conciencia cósmica de todo lo existente, tenemos un enlace del ser humano en su origen corpóreo-espiritual con su origen divino. Y así existe una potencia vinculante, si admitimos que todo lo existente viene de la Fuente energética del Todo Universal, y todo cuanto existe y todos los seres participamos de ese Todo y todo y todos terminamos en esa Fuente.

Y no podemos ignorar que el logos es la esencia de la conciencia vital embrionaria, encarnándola en el inicio existencial, en el embrión llamado totipotente, siendo el mismo embrión guiado desde esa conciencia interior el que busca el alimento, cambia las formas continuamente a medida que desarrolla la función necesaria que necesita horadando el cuerpo de la madre en busca de la arteria sanguínea creando el cordón umbilical, que le aportará los elementos nutrientes y el oxigeno necesario para desarrollarse como ser humano viviente según su código genético. Es la misma conciencia embrionaria o energía interior del viviente la que va haciendo acopio de esa sabiduría universal que se va abriendo al mundo a través de la madre.

Y a la vez el embrión y feto según sus estados morfológicos y funcionales son copartícipes de la energía divina creadora que los forma. Podemos poner una analogía diciendo: Que el embrión está siendo creado en su individualidad con todas sus características de bolsa y líquido amniótico en el seno del Supremo o Sabiduría Inteligente Universal, comunicándose de forma especial con la madre.

En los aspectos científicos importa mucho la observación de los cambios morfológicos y las funciones que el ser vivo humano realiza y como se va creando su cuerpo, pero no olvidemos que el ser humano no se hace a sí mismo, no se crea, sino que se desarrolla. Para una mejor comprensión tenemos en el origen humano, dos células germinales aportadas por los padres que se fusionan formando el zigoto humano y la energía o logos según concepto de Heráclito o si la persona es cristiana al Logos de San Juan -el Hijo Unigénito- ya que no es posible la vida sin un fundamento previo como Logos, Sabiduría, fuerza original creadora de alma y cuerpo encarnada como ser individual en cada humano viviente llamado a la existencia. El logos, el verbo, la palabra está vinculada a la energía espiritual del Universo.

3. La Encarnación del Verbo de Dios

El Logos. “Al principio era el Verbo y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios”, escribió San Juan en su Evangelio, con cuyo planteamiento nos dice e identifica el principio de las cosas con Dios, con lo divino, el Apóstol nos comenta en el citado texto bíblico: “Todo fue hecho por la Palabra y sin la Palabra nada se hizo” (Jn 1, 1-4)

En el Evangelio de San Lucas nos narra el relato de la Encarnación del Verbo de Dios (Lc 1, 26-38), María da un sí al ángel y acepta diciendo "hágase en mí según tu Palabra". Es el preciso instante de la Encarnación, El Verbo, el Logos se hace "carne" (Jn 1,14), es equivalente a "hombre” en terminología bíblica. "Y el Verbo se hizo hombre". Así en ese momento en el ser Jesús se da la realidad de la totalidad de ser hombre temporal y espiritual, su ser corpóreo-espiritual. En esta Encarnación ocurre la concepción de un hombre total, es un embrión humano compuesto de alma y cuerpo. EL Verbo de Dios se anonadó hasta hacerse "embrión totipotente en lenguaje biológico", pero en esa realidad única de la Encarnación está la totalidad del Hombre-Dios que nos dice "Yo Soy el embrión Jesús" 1.- Se da la concepción virginal de Jesús, sin concurso de varón, efectuada por el poder del Altísimo al comienzo de su naturaleza humana que cubre a María con su sombra. 2.- La infusión del alma humana espiritual, la cual forma parte de la humanidad de Cristo.3.-La Encarnación del Verbo de Dios. Así ese embrión de naturaleza humana es, a la vez, la persona Divina. Yo Soy...es el Nombre que se atribuye Dios en el AT (Ex.3, 14) y Jesús toma el nombre varias veces en el NT. ”Antes de que Abraham existiera, Yo soy” (Jn 8,58).aludiendo a su preexistencia terrestre.

Si lo explicamos en palabras del lenguaje humano se puede decir de Él, Yo Soy el Embrión-Dios, Yo Soy el Niño-Dios o Yo Soy el Hombre-Dios. Jesucristo se atribuye a Sí mismo el título de Hijo del Hombre.
que oculta y nos desvela al mismo tiempo el misterio de su propia persona: Hijo del hombre, Hijo, Yo Soy; son expresiones que adquieren plenitud de significado sólo en Él. Y en ellas está exclusivamente lo suyo, su radical novedad, son expresiones enraizadas en lo más profundo de su ser y sólo pueden salir de su boca, la palabra “Hijo”, en su oración Abbá-Padre. Cuando Jesús dice “Yo Soy” es su Persona divina expresando en este concepto y palabra humana la conciencia humana que tiene de su Yo divino. Es verdadero Dios y verdadero hombre, posee todos las características corporales y atributos humanos y espirituales, de forma perfecta y sin pecado. Se asemeja en todo a los hombres en su unidad y totalidad -cuerpo y alma, corazón y conciencia, inteligencia y voluntad- , sus funciones son las propias humanas: crece, se nutre, piensa, aprende. La novedad del Logos, -Verbo de Dios- es que entra en la historia y para manifestarse, asume el cuerpo y la carne del hombre, con todos los límites del lenguaje humano, de las circunstancias y de la cultura de su tiempo. Es decir, el Logos divino y personal es el que crea el Universo por la Palabra. Sin la palabra, la realidad no puede ser nombrada y, por tanto, no tiene presencia viva. La realidad es accesible a nuestro conocimiento humano cuando la nombramos, la palabra nos revela quienes somos realmente. Jesucristo es en su Persona y en su Palabra quién nos revela a Dios. “En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado”.(GS 22)

4. Infusión del alma espiritual en el embrión humano

Si consideramos el embrión como lo explica la Biología, sabemos que es un miembro de nuestra especie Homo Sapiens, pero no es posible su ser y su desarrollo si no está animado por el alma espiritual -es decir la vida- y en este origen diversas disciplinas pueden explicar el proceso humano y trascendente de quién es el hombre -ser personal- con los datos que ofrece la Biología, la importancia de la ética que conceptualiza lo humano y depende que se le dé el respeto que todo ser humano merece por su dignidad.

Si el Verbo de Dios se asemeja en todo a los hombres, excepto en la concepción virginal, y que su Persona está asentada en el Verbo, en lo demás de lo humano es semejante a los hombres incluyendo la infusión del alma espiritual de Cristo en su humanidad, además el embrión Cristo-Jesús se va desarrollando desde zigoto-embrión, siguiendo los cambios morfológicos a feto, según nos lo descubre la Embriología actual.
Esto que ha ocurrido en la Historia hace 2000 años es la Revelación del misterio más sublime para comprender quién es el hombre y a que destino está llamado, así podemos decir que para todos los hombres, el momento de la infusión del alma, coincide con el momento de la fecundación -concepción corporal del ser humano- como lo afirma la Teología.

El cristiano lo tiene claro y afirma con San Pablo “Para nosotros, sin embargo, solo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para quien nosotros existimos; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual han sido creadas todas las cosas y por quien nosotros también existimos”. (1 Cor 8:6)

Proyecto Mujer Ecología y Cultura (ANDI)







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