LIBERTAD, SEXO Y DROGAS

Al mismo tiempo, y también desde hace años, muchos adultos se quejan de la conducta de los jóvenes. No cabe duda de que cada joven es responsable de sus actos pero… ¿qué lleva recibiendo una gran parte de la juventud, durante décadas, en las familias, en las escuelas, en los institutos, en las universidades? Evidentemente, no se puede generalizar pero es frecuente que no se enseñe lo que es el esfuerzo, el control de sí mismo, el respeto a los demás, la lealtad, unas elementales reglas de educación, la generosidad, etc. etc.Y, en muchos casos, tampoco lo han visto reflejado en la conducta diaria de los adultos. En el Art. 20 de la Constitución Española se habla de la protección a la juventud y a la infancia en cuanto a los límites que debe tener la libertad de expresión…?La presión que soporta la juventud es enorme en cuanto a ideologías y actitudes que actúan como disolventes de la personalidad.

El concepto de libertad llega a rebajarse de tal manera que se empuja a los jóvenes a elegir "libremente" lo más abyecto de la conducta humana, la violencia en todas sus formas, el mundo de la droga, lo hiriente hacia los demás, la mentira. ¿Es esta una actuación lógica, conforme a la naturaleza humana?G. K. Chesterton, en su "Autobiografía", con su acostumbrado humor, dice: "No es que yo hubiera empezado a creer en cosas sobrenaturales sino que los ateos empezaron a no creer incluso en las cosas naturales. Al destruir ellos mismos cualquier posibilidad sensata o racional de una ética laica, fueron los seculares los que me llevaron a la ética teológica."Y también son palabras suyas: "No tardará en proclamarse una nueva religión que, a la vez que exalta la lujuria, prohíbe la fecundidad." Estas palabraspronunciadas hace tanto tiempo han resultado proféticas.

En la actualidad se da una situación contradictoria: el sexo se ha trivializado y, al mismo tiempo, se ha vuelto algo tan importante que no se puede prescindir de él. Hay inflación de sexo porque su valor ha disminuido. Ahora hay hombres y mujeres disponibles para practicarlo fácilmente, por lo tanto, se ha convertido en algo trivial, sin gran valor. Antes, y ahora en otras culturas, la intimidad corporal estaba más protegida, no se hacía una exhibición permanente en la forma de hablar, de vestir, de comportarse. La intimidad, algo valioso, no se mostraba al exterior. Que una persona muestre su cuerpo desnudo o claramente insinuante parece tener la misma importancia que rascarse la nariz. Al crecer la obsesión por el sexo, se usa frecuentemente y aumenta el deseo de seguir usándolo como ocurre con todos los placeres-necesidad. Si no se le pone en el lugar adecuado, ocupa todo el lugar disponible. Abundan los sexólogos que pretender ayudar a que se consiga la "armonía psíquica" y convierten la relación sexual en una técnica. El sexo invade todos los espacios disponibles. Y, entonces, la práctica de la castidad se presenta como una "perjudicial represión de las fuerzas naturales". ¿Sabrán realmente de qué están hablando?

Por otra parte, el compromiso estable de pareja se ha debilitado, la fidelidad no es necesaria sino que se rompe cuando los sentimientos no responden y se comienza de nuevo con otra pareja. Y así una tras otra. ¿Puede construirse así una relación de calidad, un compromiso? Y si existen hijos pues ¿qué se le va a hacer? De casa en casa y de mano en mano. Y los hijos sufren las consecuencias, y van viendo como funcionan los adultos y observando los modelos queles ofrecen.Y es llamativo que exista el asombro ante el "botellón" de los jóvenes y por el uso de la droga a edades cada vez más tempranas. Se olvida que, en los ochenta, se impuso ese juego divertido de: "a colocarse". Y en la "movida", haciendo uso de su libertad, muchos se "colocaron", animados por determinados adultos de la época, y se quedaron en esas actividades "lúdicas" en las que se mezclaba el sexo, el alcohol y la droga. Muchas vidas jóvenes se perdieron o quedaron destrozadas psíquica y físicamente. Y, aunque no se puede generalizar, la "movida" continúa.Con razón, ha dicho el peculiar Mario Vaquerizo que su amigo Fabio Mcnamara, icono de la movida madrileña, salvó su vida gracias a su conversión al catolicismo. Recuerdo que hará unos dos años, vi una entrevista televisiva de Fabio que me dejó impresionada. Era otra persona, lleno de fuerza e ilusión para emprender nuevas metas. Había descubierto la vida.