José Alberto Montes Rajoy ejerció como capitán de la selección española de fútbol en la última Clericus Cup de la iglesia disputada en Roma -campeonato conocido popularmente como "el mundial de los curas"-. Al estelar cargo deportivo suma desde primeros de agosto el de delegado de pastoral Juvenil en la Diócesis de Tui-Vigo, en sustitución de Benito Rodríguez. Sor María Luisa Cantero Fernández, de San José de Cluny, le apoya como subdelegada.
-¿Qué es lo que más complica acercar la religión católica a los jóvenes?
-Es un colectivo con especiales dificultades, tienen una idea preconcebida errónea de la Iglesia que esperamos clarificar: creen que la vivencia cristiana es aburrida, que no aporta nada a mi vida personal, que es para gente con poca cultura, y que la iglesia es una constante prohibición. Otro problema: no encuentran tiempo para Dios debido a tantas actividades buenas que tienen, pero digamos que el papel de regalo envuelve al regalo verdadero. Si el ambiente familiar vive y respira en cristiano será mucho más fácil, pero también tienen derecho aquellos que no viven en ese ambiente de disfrutar del regalo de Dios.
-¿Cómo hará para acercarse a esos jóvenes reacios?
-Con naturalidad, lo cual no significa infantilismo o chabacanería, presentándoles proyectos de vida ilusionantes, abriéndoles horizontes. Hay que ser naturales, no simples. Estamos en una sociedad asilvestrada que necesitamos humanizarla para así divinizarla.
-¿Tiene también que cambiar la Iglesia su discurso para acercarse a ellos?
-Tiene que escuchar sus problemas, pero ofreciéndoles con claridad y sin rebajas el anuncio del Evangelio. Tenemos que crear y hacerles ver que la vivencia cristiana es "trending topic" porque influye en nuestra vida y crea tendencias: en el trabajo, con la novia, el deporte...
-¿El nuevo Papa es más cercano para los jóvenes?
-Está ayudando mucho, pero tiene que ir acompañado de la cercanía de los sacerdotes con los jóvenes. El lenguaje de Francisco es más directo, más vivencial y menos teológico, sin que una cosa no sustituya a la otra.
-¿Entiende a los jóvenes indignados del 15-M?
-Totalmente. El joven por naturaleza es reivindicativo y a esas reivindicaciones hay que darles el cauce y el sentido conveniente para que no sea solo un momento puntual y cambie su vida y la nuestra.
-¿Las Jornadas Mundiales de la Juventud atraen a nuevos fieles?
-Les hace ver que la Iglesia está viva, no es fácil concentrar a tantos millones de personas. Los jóvenes tienen que ser cristianos sin dejar de ser jóvenes. Ellos son grandes portadores de valores para la sociedad y tenemos que ayudarles a sacarle brillo. La vivencia religiosa hace que sientan que no están aislados y que no son los únicos, hay que hacerles ver el orgullo de ser católicos, hay un cierto pudor de manifestar esta condición; no como algo selecto o mejor, pero sin negarlo.
-Muchos jóvenes van a la procesión del Cristo pero casi ninguna participa en la Semana Santa.
-Hay que preguntarse el por qué y hacerles ver que el día del Cristo de la Victoria es muy importante, pero que la semana grande para los cristianos es la Semana Santa. Esa piedra popular tenemos que aprovecharla para que esa fe también se transforme en la sociedad.
