CAMINEO.INFO.- Barcelona/ESPAÑA.- El capital social y humano de nuestro país tiene en el binomio que forman el matrimonio homosexual y el denominado ‘divorcio exprés’ a uno de los principales factores de debilitamiento. La combinación de ambas medidas legislativas repercute en la “indefinición de la institución del matrimonio” y cuando “una institución deja de tener un papel definido, deja de actuar como le es propio”, señaló el presidente de E-cristians y director del Instituto del Capital Social de la Universitat Abat Oliba CEU, Josep Miró i Ardèvol, ayer en la sesión de apertura del Seminario Permanente sobre la Familia del Instituto CEU de Estudios de la Familia.
“La familia es la única instancia capaz de generar primariamente capital humano y social. No hay otra fuente”, dijo Miró. Y dado que el matrimonio es la médula de la institución familiar, se entiende la gravedad que el ponente confiere a todo aquello que lo pueda desvirtuar. La situación española es, a su juicio, muy preocupante. Lo desalentador del panorama radica en que converge una economía poco productiva con unas medidas legislativas que van en la dirección de mermar a la institución generadora de capital humano y social.
Para Miró, “España ha entrado en todas las vías de colapso”. Sobre lo que es el capital social y cómo es aportado primariamente en el entorno familiar, Miró ha cifrado la composición de este capital en tres elementos: “confianza, red social y sistema de valores compartidos”. A partir de la consolidación de los mismos en el seno de la familia, el capital social revierte “a través de la productividad y del progreso técnico”.
Por tanto, la promoción de un concepto de familia en el que estén comprendidos los conceptos de “matrimonio, descendencia y parentesco” se revela fundamental en un país como España que tiene al “envejecimiento y la baja productividad” como principales problemas “a largo plazo” para el sistema público de pensiones.
Asimismo, Miró insistió en la conveniencia de recuperar la idea de “dinastía” por el hecho de que ello lleva aparejado una consideración de las futuras generaciones. Hoy, por el contrario, “nuestras familias pierden en términos de largo plazo”. Algo peligroso, pues “si sólo se piensa en el corto plazo, difícilmente se invertirá en cosas como la investigación”, apuntó.