Resulta que parte de nuestra sociedad vive bajo el influjo de los sentimientos y por eso algunos piensan que tienen derecho a conseguir todo aquello que les apetezca y desecharlo después, cuando el capricho inicial disminuye o desaparece. Pero esto no es lo más grave. Lo peor de todo es que en España hemos tenido un Gobierno socialista que ha hecho del “sentimentalismo” su hoja de ruta legislativa. Una sensiblería disfrazada de “progresismo” y de “avance social”.
Y por eso ese Gobierno nos dejó la ley del divorcio exprés, que permite a los españoles romper su matrimonio sin alegar causa alguna, de forma unilateral, cuando “sientan” que el amor se acabó, cuando les “apetezca” empezar una nueva aventura o vivir libre de esas ataduras familiares que les impedían “realizarse” .
Y por eso nos dejó la ley del aborto libre, para que no haya impedimento alguno que haga perder la tranquilidad y el placer a la carta a novios sin escrúpulos, a maridos irresponsables o a los capos de la prostitución que esclavizan a cientos de miles de mujeres aquí en España.
Y por eso aprobó una ley que permite casarse y adoptar niños a las parejas del mismo sexo, para conseguir con los votos lo que la naturaleza negará siempre por puro instinto de conservación.
Y por eso… ¡no hay que perder la esperanza! No podemos olvidar que las personas que se dejan dominar por los sentimientos tienen más que claro que la verdad no existe, que cada uno tiene su verdad, que todo depende del estado de ánimo que tenga uno en cada momento y de las apetencias que marcan los instintos.
Y por eso uno no sale de su asombro cuando es sabedor del feroz ataque que está sufriendo Monseñor Reig Pla. Si la verdad no existe, si cada uno tiene su verdad, ¿por qué algunos “progresistas” se sobresaltan cuando el obispo de Alcalá de Henares afirma que el sexto Mandamiento de la Ley de Dios también va dirigido a las personas homosexuales y no sólo a las heterosexuales? Señores “progresistas”, ¿en qué quedamos? ¿Existe o no existe la verdad? ¿O va a ser que sólo “su verdad” es la que tiene un valor absoluto?
Y lo más gracioso de todo es que Monseñor Reig Pla, al igual que la mayoría de cristianos, tiene más que claro, y también pone en práctica, el cariño, el respeto, la comprensión y la acogida que la Iglesia predica para con las personas homosexuales.
Termino con unas palabras de San Josemaría Escrivá que nos pueden ayudar a comprender mejor lo que está pasando hoy en día en España: “Vociferan los sectarios contra lo que llaman “nuestro fanatismo”, porque los siglos pasan y la Fe católica permanece inmutable. En cambio, el fanatismo de los sectarios –porque no guarda relación con la verdad- cambia en cada tiempo de vestidura, alzando contra la Santa Iglesia el espantajo de meras palabras, vacías de contenido por sus hechos: “libertad”, que encadena; “progreso”, que devuelve a la selva; “ciencia”, que esconde ignorancia… Siempre un pabellón que encubre vieja mercancía averiada. ¡Ojalá se haga cada día más fuerte “tu fanatismo” por la Fe, única defensa de la única Verdad!”