Que el fin no justifica los medios debería ser una máxima para todos los habitantes de este mundo y también el no desear para el prójimo lo que uno no querría para sí mismo. Por eso, uno no sale de su asombro cuando es sabedor de la difusión de un vídeo ofensivo sobre Mahoma y de la consiguiente respuesta radical de algunos grupos islámicos.
En el olvido queda aquella ley restrictiva que permitía vengar el mal recibido en su justa medida, sin causar un mayor mal que el causado por el injusto agresor. Y así, unas imágenes fuera de tono que dejan en mal lugar al fundador de una de las religiones más importantes del mundo, dejan un reguero de sangre y destrucción como respuesta vengativa.
Algunos opinarán lo que quieran, pero lo evidente nadie lo puede negar. Y sino que se lo pregunten a los directivos de Antena 3, cadena televisiva que va a emitir una serie sobre el “robo de bebés” que dejará en muy mal lugar a sacerdotes y religiosas, y en consecuencia, a la Iglesia entera. Bien saben en esta cadena que la ley que los cristianos siguen no es la del Talión, o la de “y yo más” de algunos extremistas, sino la del Amor.
Aunque, claro está, lo cortés no quita lo valiente, y tampoco vamos a permitir con los brazos cruzados que la mentira hiriente se convierta, por mágico obrar de Antena 3, en verdad ofensiva para los cristianos. O como alguno diría, “de mí puedes decir o hacer lo que quieras, pero como te metas con mi madre…” Y es que, para los católicos, la Iglesia es nuestra Madre querida. Ahí queda eso.
