Dicen que la unión hace la fuerza, que enfrentarse juntos a las dificultades externas refuerza los lazos familiares y que echar la culpa a los demás es la postura más cómoda y sencilla.
El señor Arturo Mas, presidente en funciones de la Generalitat de Cataluña, pretende unir a los catalanes, y aquellos que se así se sienten fuera de sus fronteras, para enfrentarse todos juntos a un enemigo común. Sí y es que esta terrible crisis nos está tambaleando y nos asoma a un abismo conocido solo por nuestros mayores, los que con heroísmo sacaron adelante a España tras la Guerra Civil.
El señor Mas tiene claras dos cosas: Que la prioridad es sacar de esta crisis a los catalanes, y a los que así se sienten fuera de sus fronteras, y también que desea seguir siendo el presidente de Cataluña, y demás “países satélites”, durante algunos años más. Quizás por eso, para no sufrir el voto de castigo, se ha sacado de la manga que la causa primera de la crisis catalana es España y no la mala gestión de su equipo de gobierno. La propaganda de su partido va en esa dirección: hay que unirse contra el enemigo exterior, pues la culpa de todo la tiene el “Estado español”. Si conseguimos independizarnos de España, que no de Europa, se vislumbrará muy pronto el final de esta crisis que no es tan solo económica.
El señor Mas y sus consejeros no son tontos y saben que después de esta tempestad puede llegar otra aún peor. Por eso ya lanzan “globos sondas” y advierten que esa independencia no podrá llevarse a cabo si no se les reconoce y se les admite como estado en la Unión Europea.
Dicen que echar la culpa a los demás es la postura más cómoda y que… vanidad de vanidades, todo es vanidad. A nadie le amarga un dulce y mucho menos ser tratado por los mandatarios internacionales, y por la misma historia, como el primer jefe de Estado de un nuevo país. Aunque otros afirman que el señor Mas es una persona humilde, que se conforma con su cargo de presidente autonómico y que todo este pitote lo ha montado por eso, por seguir siendo el “honorable president” otros cuatro años. Pero bien, el tiempo y la historia pondrán a cada uno en su sitio. ¿No creen?
