El ser humano suele tropezar una y otra vez con la misma piedra. Y si no, que se lo pregunten a Aznar, que solo se centró en la recuperación económica cuando fue presidente y ahora que no lo es, y cobra por dar lecciones magistrales, no sabe hablar de otra cosa que no sea la economía. Pero esto no es lo peor, pues lo que diga o deje de decir el señor Aznar bien poco nos debería afectar al resto de españoles. No, pues lo más triste de esta obcecación monetaria generalizada es que también ha afectado al actual presidente del Gobierno, al señor Rajoy.
Y es que ambos, el pasado y el presente del Partido Popular, ese que antaño fuera de derechas, tienen la convicción vital de que la única causa de esta crisis es el mal funcionamiento de la economía española, europea y mundial. Y por eso, el señor Aznar puso toda la carne en el asador para sanear la economía española. ¿Y de qué nos ha servido en la actualidad aquel empeño para salvaguardar a España de la catástrofe económica? Pues, visto lo visto, de nada. Y eso es, nada, lo que nos ha quedado de la herencia de aquel Gobierno de Aznar. Y eso es, la nada, lo que quedará tras el paso del señor Rajoy.
Y es que, mientras unos solo hablan de economía, los otros van al quid de la cuestión y aprueban leyes que perduran y transforman por completo a la sociedad entera. Y por eso la herencia de Zapatero perdura y perdurará, pues puso los condicionantes para que la izquierda recupere siempre el poder cuando la economía repunte un poco.
Y por eso, tras casi dos años de gobierno popular, aún perdura la herencia de Zapatero: La crisis económica y todo lo demás… El divorcio exprés, la liberalización del aborto, la memoria histórica, el “matrimonio” homosexual y su “derecho” a adoptar, una ley de educación que beca la mediocridad…
El señor Aznar ignoró, e ignora en la actualidad, que el origen de esta crisis no es solo económico. Y lo mismo le ocurre al presidente Rajoy. Esperemos que durante estos dos años que aún le quedan, que no cuente ni con uno más, alguno de sus decenas de asesores le haga ver la luz y legisle para dejarnos una herencia que perdure en el tiempo, que beneficie la salud moral de las generaciones futuras y no solo su maltrecho bolsillo. ¿No creen?