La otra crisis: Vacaciones sentenciadas

Por fin llegó el verano y, para algunos con suerte laboral, las merecidas vacaciones. Es momento de recargar las ilusiones desgastadas a lo largo del curso o de plantearse nuevos retos profesionales que nos hagan salir de la triste monotonía.

Llegó el verano y, como no podía ser de otro modo, son muchos los que no van a disfrutar de unas vacaciones pagadas. Unos, porque están en el paro sin recibir prestación ninguna, y otros, porque el jefe de turno, o los asuntos inaplazables, no se lo permiten. Y eso mismo les pasa a algunos jueces, que parecen empeñados en dinamitar los cimientos morales de los dos partidos mayoritarios. Y así, si uno imputa a Fulano, la otra hará lo mismo con Mengano. Si uno esto, la otra aquello. Y claro, las críticas no han tardado en llegar. Los unos recriminan el mangoneo a los otros y viceversa. En esas estamos, y la casa sin barrer…

Por fin llegó el verano, y lo mejor que nos podría pasar a los españoles con la llegada del otoño es que estos jueces puedan dictar sentencia cuanto antes. Una sentencia condenatoria que mande de vacaciones permanentes a todos los políticos, de uno y otro partido, que hayan mangoneado y defraudado a todas aquellas personas que les votaron en las pasadas elecciones. Aunque claro, más de uno pensará que si todos los jueces aplican la ley como Dios manda, a la vuelta del verano no quedará ni un solo político en activo en nuestro país. Eso está claro. Pero lo más preocupante no es eso. Lo que de verdad nos debe quitar el sueño es si entre nosotros encontraremos personas dignas que puedan tomar el relevo y dejar el listón bien alto. ¿No creen?