I
-¡Nos llega el Mesías, y se anuncian constantes
gozos al cielo y dichas por el orbe!
Nos ha nacido de las virginales
entrañas de María:
¡Nace la eterna estrella de la Vida!
¡Gloria a Dios que la paz da a los hombres!
-Nos ha nacido el Sol de la Justicia,
el Sol de la infinita claridad,
el Sol de los consuelos y de los cansancios,
el Gran Sol que ilumina siempre espacios y almas.
Nos ha nacido ya, de la Virgen María,
por luminosidad del Espíritu Santo,
hija de Adán y Eva, concebida en gracia,
sin mancha del pecado original.
-Nace Dios, y el rocío eterno nos derrama
bondades, bendiciones y pureza,
para vencer los males y anatemas,
con su Natividad que a la muerte mata.
II
-Jesucristo, Autor de toda la vida,
nos traes divinos regalos de amor,
con tu Nacimiento de Purificación,
a un mundo de peligros y mentiras.
-En la contemplación, por siempre, Niño Dios,
recibimos fulgores apacibles,
de la aurora de nuestra Salvación,
cuando entre los brazos de tu Madre,
los corazones, tu alegría viven,
y las almas se acercan hasta tu Santa Imagen,
que adoran los más pobres y más humildes,
los sabios hombres y las potestades.
-La Historia de la Tierra, en Ti termina,
porque recién nacido vienes pobre y humilde,
para cumplimentar las profecías:
¡Tú eres Emmanuel, Dios con nosotros!
¡Tú eres Maestro de Sabiduría!
¡Tú, el Poder que gobierna lo Justo!
¡Tú, con tu Santa Mano de esperanza,
las potestades y naciones, guías!
¡Tú naces para que te santifiquemos todos
y te adoremos por los caminos del mundo,
que con la Luz verdadera, iluminas!
(Del poemario: En una mañana de la vida).