-¡Salve, Cruz Gloriosa! ¡Salve, victoria eterna!
¡Salve, Cruz, Santa Redención de todos!:
En ti la humanidad a Dios se eleva,
en ti se santifica el humano linaje,
en ti se dulcifica 5
la amargura del fruto prohibido
del Árbol del Paraíso;
en ti, la sangre del Hijo de Dios,
Jesucristo, consuma el pecado del mundo
al morir, como Hombre, como Dios hecho Hombre, 10
Hijo de una Madre siempre Virgen, María,
Virgen humilde y única que llora
por su Único Hijo.
-¡Salve, Cruz misteriosa!
¡Salve, Cruz de amor y sacrificio!: 15
En ti se realiza
la plenitud de la Historia Salvífica,
en ti es exaltado el Redentor,
nuestro Crucificado, inerte y exangüe.
Junto a ti está nuestra Madre María 20
con lágrimas y padecimientos,
traspasado el pecho de dolor,
junto a ti se escuchan las palabras de Cristo,
que dice a su Madre y al amado discípulo:
“¡He ahí a tu hijo! ¡He ahí a tu Madre!” 25
-¡Salve, Cruz, de nuestra esperanza cierta!:
A ti van y vienen misericordia y súplicas,
a ti deseo subirme en la contemplación
de la muerte del Salvador y Dios,
a ti voy, nuestra fuente de purificaciones, 30
a ti, a ti te abrazo en sufrimientos
para soltar los lazos que esclavizan,
para desatar cuerdas que atan nuestros pasos,
para romper cadenas que aprisionan mi espíritu,
para salvar abismos que conducen 35
a las oscuridades del pecado.
-¡Salve, Cruz de Resurrección y amor!
¡Salve, Cruz del consuelo en las desdichas!
¡Salve, Cruz de la Gran Sabiduría!
¡Salve, Madero Santo por la Divina Sangre! 40
¡Salve, puerto seguro en la Verdad!