Los noticiarios han tenido
siempre unas secciones fijas: noticias nacionales, noticias internacionales,
deportes y el tiempo, pero desde hace algunos
años tenemos otra sección fija: las mujeres asesinadas a manos de su pareja o
ex pareja, víctimas de la violencia de género, crímenes catalogados como machistas.
A pesar de tantas campañas
publicitarias y el despliegue de mensajes que tratan de reducir el número de
casos, no parece que tengan mucho éxito, los crímenes continúan en aumento.
Podría ser que las medidas que se
vienen arbitrando no sean las adecuadas y sea necesario repensar el problema.
Las palabras que se repiten una y otra vez forman parte de la neo-lengua que ha
ido imponiéndose, por ejemplo, siempre se habla de pareja o ex pareja, la palabra matrimonio parece haber sido
descatalogada, quiere esto decir, a mi juicio, que los protagonistas de estos
hechos eran o había sido simples parejas de hecho, no matrimonios y si lo eran ¿por
qué no se dice?
Pienso que ningún crimen de esta
clase se comete en frio, sino que se
ha ido incubando a lo largo del tiempo hasta que estalla de mala manera. ¿Qué
ha pasado entre ellos? Si no se actúa sobre las causas esto no tiene arreglo,
pero ¿quién piensa sobre ello?
Después de cada muerte se decreta
un minuto de silencio, no sé para qué,
y al que cometió el delito se le etiqueta como machista y no se le envía directamente a la hoguera porque no se
lleva. Aquello de “odia el delito pero compadece al delincuente” que decía
Concepción Arenal. también debe de haber sido descatalogado. No hay compasión
para el delincuente aunque él mismo se haya quitado la vida después de su
crimen.
Habría que preguntarse cómo y por
qué llegaron a juntarse y cómo y por qué comenzaron las desavenencias y los
problemas. Comprobaríamos que estas parejas no tuvieron un noviazgo reflexivo,
ni forjaron ningún proyecto de vida en común, sino que cada uno aportó más
egoísmo que amor, más deseo de dominar que de compartir.
Y cuando empiezan las discusiones
en lugar de ayuda para superarlas, llegan los consejos perversos de amigos o
compañeros y las campañas publicitarias: no lo aguantes, denúncialo por malos
tratos, pide a la justicia que ordene alejamiento, y el varón ve que le
arruinan la vida, que pierde su trabajo, que no puede volver al piso que
compró, que no recibe ayuda de nadie, pierde
la cabeza y mata.
Esos programas sociales de los
que tanto se alardea, tendrían que preocuparse por formar a la gente joven para
“vivir en pareja” en lugar de dedicarse a la que llaman educación sexual, que
promociona sobre todo el placer sexual sin responsabilidad y los métodos
anticonceptivos.
Como dice Juan Manuel de Prada
esta sociedad pone tronos a las causas y cadalsos a las consecuencias y no me
cabe duda de que, en muchos casos de dramáticas consecuencias, todo comenzó con
una equivocada educación, desde los mismos colegios, de las relaciones entre la
gente joven que escucha entusiasmada que pueden hacer lo que quieran con su
cuerpo y que los valores y la moral de nuestros mayores ya no sirven. ¿Seguro?