Antes la coleta la llevaban los
toreros, ahora el maestro (o doctor) no la lleva pero la luce airoso un
diputado que va no sé si de sobresaliente de espadas o banderillero y ambos
están dispuestos a torearnos a todos y no sé si andan perfilándose para darnos
una estocada en cuanto nos descuidemos. Bueno, estocada ya nos están dando con
los impuestos crecientes para poder mantener esta fiesta nacional de las insaciables
autonomías.
Uno propone una faena de aliño en
el Valle de los Caídos y el otro una cencerrada ante el Tribunal Supremo. Las
admiradoras del maestro (o doctor) van siempre vestidas para la corrida de cada
día, aunque parecen haber renunciado a la mantilla española, pero siempre están
dispuestas a sacar pecho por el maestro y aplaudir todas sus faenas (y qué
faenas).
A mi parecer este festejo de
Pedro y Pablo está durando demasiado y el respetable (es decir: nosotros los
españoles) ya estamos cansados del espectáculo y debemos pedir a gritos que
suenen los tres avisos reglamentarios y sean devueltos a los corrales, no los
toros, sino los toreros.
Pero mucho me temo que no va a
ser fácil sacar a uno de la Moncloa y al otro de Galapagar, si se empeñan en
resistir, y seguramente sus consejeros
áulicos le susurran de día y de noche: ¡aguanta, que quien aguanta gana! Y en
esas estamos, ellos ganando y los españoles perdiendo.
Vamos a ver: qué están haciendo
para salvar a España de los que quieren romperla: nada de nada. Qué están
haciendo por el bien común: nada de nada. Los presupuestos son como siempre el
timo del tocomocho. Sirven de excusa para subirnos los impuestos, pero si no se
recauda lo previsto, si se gasta muy por encima de lo presupuestado, si se
reparte el dinero público a cambio de votos, pues a emitir deuda, que ya
pagarán las próximas generaciones.
A veces pienso que esto de la
democracia no nos sirve a los españoles. Los intentos anteriores acabaron mal y
éste de 1978, en el que teníamos puestas muchas ilusiones, una izquierda
montaraz y rencorosa trabaja por echarla a pique con la piqueta de la Ley de
Menoría Histórica (que ni es memoria ni es histórica)
Observen a los que están interesados en
terminar con la monarquía parlamentaria para hacer ¿qué? ¿Una república
federal? (ya hubo un intento que fracasó) ¿una república bolivariana? Seguro
que sueñan con ella los que aquí la llevan representando desde hace años y
cobran por ello.
¿Alternancia de partidos? La
izquierda que hizo la transición lo creyó posible. La izquierda actual quiere
impedirlo por todos los medios, sobre todo los medios de comunicación, que
predican día y noche que hay que impedir el triunfo de la derecha, derecha que
siempre es ultra y facha ya sea aquí, en Francia, Italia, Brasil, Polonia o
Estados Unidos.
Creo que el acuerdo, el pacto, el
entendimiento entre las ideas de izquierda y derecha es el único camino para
consolidar una democracia, pero rechazo una derecha que se dedicara a perseguir
a los que profesan ideas de izquierda y lo mismo al contrario: Una izquierda
que quiera eliminar a la derecha es puro marxismo.