En la zarzuela La verbena de la
Paloma, se decía aquello de hoy las ciencias adelantan que es una
barbaridad y sin duda era tan cierto entonces como hoy el adelanto de
la ciencia, aunque habría que reflexionar sobre las ventajas de los adelantos.
Por ejemplo gracias a los
estudiosos del comportamiento social
resulta mucho más fácil influir en la conducta de las personas ya sea para
comprar algo que, a lo mejor, no necesita, como para aceptar los dogmas que
vienen imponiéndonos, no sabemos bien quien, para ser reconocidos como progresistas o
políticamente correctos.
La gente ha tragado con la ideología
de género, a pesar de que muchos científicos hayan señalado su radical
falsedad, gracias a los avances de la propaganda y la feroz dictadura de los
medios de comunicación.
El sexo como constructo social y
por tanto disponible a voluntad ha llegado a oscurecer la rotunda realidad de
la biología, lo cual no me parece ningún adelanto aunque se nos venda como un “nuevo derecho” para elegir entre un
amplio catálogo de opciones, en mi opinión, aberrantes.
Lo mismo pasa con el aborto, cuya despenalización en 1985,
fue acogida como algo correcto: no penalizar a ninguna mujer que se viera
obligada a abortar y que en sucesivos pasos se ha convertido en un derecho
irrestricto, sin que la eliminación de una vida en gestación merezca la más
mínima consideración social. Otro avance de la ciencia fue la introducción de
los anticonceptivos lo que
facilitaba el ejercicio de la sexualidad sin trabas ni responsabilidades.
Anticonceptivos y abortos han
sido asumidos por la gente al son de: “hoy
las ciencias adelantan que es una barbaridad” y efectivamente la barbaridad
está a la vista: ha caído la natalidad y la población envejece
irremediablemente. No pasarán muchos años sin que los españoles se extingan y
sean sustituidos por otros pueblos que ya están viviendo entre nosotros.
También las ciencias adelantan
una barbaridad en la producción de
bienes y servicios pero no tenemos resuelto el problema de la distribución
de los beneficios que se obtengan de tales adelantos. Un amigo me decía que con
los avances de la informática y la robótica será innecesario seguir trabajando
como hasta ahora, quizás bastaría con un par de horas diarias. Pero si el
empresario necesita menos mano de obra prescindirá de los trabajadores que le sobren pero no se
planteará reducir la jornada laboral a todos y mantenerles el sueldo. Parece
que las ideas económicas capitalistas y liberales siguen donde siempre, a pesar
de todos los avances.
La familia ha sido la más eficiente institución para la educación de la persona, la que le
transmitía los elementos básicos de la conducta. Luego, estaba la escuela, el
instituto, la universidad que impartían la necesaria instrucción que dirigía el Ministerio de instrucción pública.
Estaba claro: la familia educaba a la persona y el ministerio instruía en los
distintos campos del saber y la ciencia.
Pero el avance imparable del que
presumimos está terminando con la familia y es el estado el que ha asumido la educación, desde el jardín de infancia a
la universidad, y no olvidemos que el estado está en las cambiantes manos
de los políticos que no estoy nada seguro de que busquen el bien común o el triunfo
de sus particulares ideologías.