Sembrando futuro, el quehacer del cultivo...

CAMINEO.INFO.- Estrenamos en este curso pastoral un nuevo Plan Diocesano de Pastoral que resume su contenido en un título aparentemente simple: “La transmisión de la fe en la familia y en la juventud”. Os digo en la Presentación que “puede llamar la atención la excesiva reducción de un Plan de Pastoral para cuatro cursos en dos realidades tan concretas como son la Familia y la Juventud, que, por importantes que sean, no agotan toda la riqueza de la vida personal, social y eclesial. No obstante, hemos de tener en cuenta que nos abre el abanico de posibilidades pastorales el enfoque que ilumina el tema central que es la "transmisión de la fe", aunque se busque esa concreción en la vida de nuestras familias y de nuestros jóvenes. De este modo, nos situamos en el centro de la Misión de la Iglesia.”

En esta sociedad aparentemente tan descreída en sus manifestaciones culturales y mediáticas, nos hemos de plantear con mucha seriedad el tema central que pretende ocupar nuestro Plan de Pastoral: “La trasmisión de la fe”. Ciertamente este debe ser el gran reto que tenemos los cristianos, pero quiero ver un gesto del Amor de nuestro Padre Dios en que hayamos unido, sin duda por inspiración de su Espíritu Santo, las dos realidades de la Familia y de la Juventud. A la vez y sin pretenderlo, la Jornada Mundial de la Juventud, en su preparación y por el sólo hecho de proponerse acoger a los jóvenes peregrinos en las casas, nos hecho encontrarnos con la bendición de ver unidas en esos días “Familia” y “Juventud”.

Pues bien, con gran sorpresa para todos, tanto por lo que muchos me decís, como por lo que yo mismo he podido comprobar, el resultado ha sido una magnífica experiencia, entrañable y más que gratificante, para los que os habéis querido implicar y para toda la comunidad eclesial que ha disfrutado de unos días maravillosos en los que no ha hecho falta la TV, ni grandes planteamientos de diversión o de estrategias de convivencia en busca de placeres especiales. Sencillamente ha surgido lo que realmente el alma cristiana lleva dentro cuando se siente liberada de los mil condicionantes egoístas o de seguir modas y modos sociales impuestos por los convencionalismos al uso de un mundo que no cuenta con Dios Nuestro Señor.

El secreto mejor guardado de la Iglesia, una vez más, ha sido dejarse llevar por la fuerza del Espíritu que congregó a los apóstoles bajo la guía de S. Pedro reunidos con Santa María, nuestra Madre. De ahí quiero sacar la conclusión de que al Plan de Pastoral que ponemos en marcha este curso para los próximos cuatro años necesita el cuidado, el cultivo, de nuestro ser Iglesia de Jesucristo, que es tanto como decir, repito siempre, la reunión de los llamados por Jesucristo para llevar adelante la implantación del Reino de Dios en nuestra sociedad, en nuestra historia.

Unamos, pues, “Familia y Juventud” en la tarea común de la “Trasmisión de la fe”. Planteemos aquellas actividades que sirvan de caldo de cultivo para que sea posible la vida eclesial: Eucaristía y Sacramentos, Catequesis y Formación, Actividad caritativa y social. No quiero decir que todo lo debamos hacer juntos todos, sino que miremos a la Familia y a la Juventud como los ejes alrededor de los cuales gira toda la vida de la persona. Si los canales comerciales, políticos, culturales etc. se empeñan en enfrentar jóvenes y mayores, allá ellos. Lo lamentamos profundamente y nos proponemos demostrar lo que ya hemos visto oído y vivido en estos días grandes del acontecimiento eclesial más importante en calidad y en número que el Señor nos ha concedido vivir desplegando el poder de su Gracia.