CAMINEO.INFO.- Zamora/ESPAÑA.- La Plaza de la Catedral volvió a inundarse de personas, a pesar de las fuertes lluvias, minutos antes de comenzar la procesión de la Real Hermandad del Cristo de las Injurias. El agua cesó y la procesión inició su recorrido tras el ofrecimiento de silencio que realizó la alcaldesa y el posterior juramento de los cofrades.
Un gran diluvio cayó ayer sobre Zamora . Pocos minutos antes de las 20.30 horas la ciudad se oscurecía y el suelo se empapaba. Los ciudadanos, optimistas y esperanzados, salieron a la calle bajo sus paraguas con el fin de sentir la Real Hermandad Penitencial del Cristo de las Injurias. Y entonces, el Cristo de las Injurias consiguió lo imposible: el cielo se abrió y los últimos rayos de sol alumbraron el atrio de la Catedral zamorana. A las 21.00 horas el Cristo de las Injurias cruzaba el atrio de la Catedral para escuchar el ofrecimiento de Silencio de la alcaldesa, Rosa Valdeón, y el juramento de sus cofrades.
En ese momento, Rosa Valdeón, de espalda a los ciudadanos -bajo la atenta mirada del ex ministro, Jaime Mayor Oreja, y otras autoridades locales y regionales- miró de frente al Cristo para ofrecer el Silencio de la ciudad.
Tras sus palabras, y con la belleza que ofrece la tímida luz del ocaso, el presidente del Silencio, Rufo Martínez, pidió a los hermanos que se arrodillaran para jurar ante el Cristo de las Injurias su silencio a lo largo de todo el desfile procesional.
El obispo de la diócesis, Gregorio Martínez, un año más les preguntó: "Hermanos de la Real Cofradía del Silencio, postrados de rodillas ante la bendita y venerada imagen del Santísimo Cristo de las Injurias y animados por sentimientos de fe, gratitud y piedad a la Cruz salvadora de Nuestro Señor Jesucristo, ¿Juráis guardar silencio durante todo el recorrido de esta santa procesión?".
Y se oyó una voz al unísono: “sí, juramos”. Siguió Monseñor: “Si así lo hacéis que el Señor os lo premie, si no que os lo perdone”.
Así prosiguió por la Rua de los Notario el desfile de la Cofradía del Silencio.
