Domingo I Adviento: "Velad, pues, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor"

CAMINEO.INFO.-

Is 2, 1-5
SALMO 121
Rm 13, 11-14
Mt  24, 37-44

Empezamos un nuevo año litúrgico. Siempre es motivador empezar cosas nuevas. Podríamos decir que empezar el año litúrgico, un nuevo tiempo litúrgico, es como cambiar el decorado, el decorado de nuestra vida espiritual.

Hemos estado estos últimos meses viviendo el tiempo ordinario, contemplando a Jesucristo, sus milagros, y su predicación. Y ahora cambiamos el decorado, empieza el año litúrgico, empieza el tiempo de adviento.

Y por eso cambiamos la decoración de la iglesia, como un signo del cambio que hemos de hacer en el decorado de nuestra vida espiritual.

Y este cambio de decorado nos pide a nosotros un cambio de actitud. Por tanto, no sólo cambia el decorado, sino que también en nosotros ha de cambiar alguna cosa.

Todos tenemos una tendencia muy fuerte a la rutina, a que nuestra fe se haga rutinaria. Y cada tiempo litúrgico es un grito que Dios nos hace para no caer en la rutina. Cada tiempo litúrgico nos pide a nosotros una actitud diferente. ¡Dejemos nuestras rutinas y entremos en las nuevas actitudes que nos pide el Tiempo de Adviento!.

¿Por qué no avanzamos en nuestra vida espiritual? Pienso que es, en parte, porqué no hacemos este cambio de chip. No vivimos nuestra vida espiritual al ritmo que la Iglesia nos va marcando. Pensemos que si la espiritualidad de la iglesia es litúrgica, es preciso que nuestra espiritualidad también lo sea.

Y entonces, el sacerdote habla de las tres venidas de Jesucristo, de las dimensiones a contemplar, de las actitudes a cultivar, y a muchos, tanto les da y continúan haciendo lo que hacen siempre.

Éstos, al empezar el adviento, piensan: “otra vez adviento”, y no tienen ilusión, ni ganas de empezar un nuevo año litúrgico.

¿Sabéis por qué tienen esta actitud? porqué han perdido la esperanza. La esperanza entendida como el deseo intenso de crecer, de avanzar, de ser santo. La esperanza entendida como el deseo intenso de aprovechar lo que la Iglesia, que es madre, nos ofrece.

Al no tener esperanza, al no esperar nada del Tiempo litúrgico se cierran a las gracias que el Señor les concedería.

Sólo recibiremos las gracias de los tiempos litúrgicos si nosotros nos predisponemos, y nos damos cuenta del cambio de decorado y actuamos según lo que la Iglesia nos va indicando.

Y todo esto ¿cómo se traduce en la vida ordinaria?
Interiormente:
. No podemos seguir rezando igual, diciendo las mismas cosas que siempre, leyendo los libros de siempre, con las peticiones de siempre, y los hábitos de siempre... Es necesario que lo que la Iglesia nos propone entre en nuestra plegaria.
. Otra manera: participando del receso de adviento matinal que haremos el sábado 11 de diciembre en la Compañía de María.
. Otra manera, que os cuesta un poco, participando de la celebración penitencial de adviento. No hay manera mejor de recibir a Jesús que haciendo una buena limpieza en nuestro interior.
. Cambio en el libro de lectura espiritual...
. Nuevos hábitos espirituales (participar de la plegaria delante del Santísimo los jueves a les 20:30)
El decorado ha cambiado, es preciso que nosotros cambiemos con el decorado.

Exteriormente:
Si tenemos una imagen en casa de Jesús, la podemos sacar... Ayuda a vivir la actitud de espera, el deseo de que venga.
Sería muy bonito que toda la familia tuviera su corona de adviento, de manera que ayude a vivir el ritmo del adviento y a rezar en familia. La plegaria en familia es importantísima!
Hacer el pesebre, también ayuda a vivir el adviento.

Actitudes que nos quieren comunicar las lecturas del primer domingo de adviento:
San Pablo: “Daos cuenta del momento en que vivís” (Todo lo que he dicho en esta homilía se resume con esta frase...). “Ya es hora de despertaros del sueño” (advertencia contra la rutina). “Dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz” (Hace falta que dejemos ciertas cosas que no nos hacen bien, y que cojamos nuevos hábitos para luchar contra el maligno).


Jesús en el evangelio nos habla de actitud de vela, de estar despiertos, pendientes del Señor”: “Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”.

Que esta eucaristía nos ayude a tener un gran deseo de vivir con intensidad este tiempo que Dios nos ofrece.