CAMINEO.INFO.- Cuanta belleza y cuantas enseñanzas tiene esta escena para nosotros. No la escuchemos como algo que sucedió en el pasado. Contemplemosla como una escena que es imagen de nuestra vida ...
Los dos discípulos de Jesús marchan de Jerusalén tristes, desesperanzados, tenían unas expectativas, esperaban unas cosas y nada se ha cumplido. Dicen: “Nosotros esperábamos …” y nada ha salido como ellos esperaban .
También eso nos ocurre a nosotros: teníamos unas esperanzas, unos deseos buenos y muchas cosas no han salido como queríamos. Y nos quedamos tristes y desesperanzados como los discípulos de Emaus …
En medio de esta tristeza y Cristo se les acerca como un peregrino desconocido y se pone a caminar con ellos. También eso nos ocurre a nosotros: Cristo desea caminar con nosotros en los buenos momentos y en los malos momentos. Él hace camino con nosotros. Nos decía el Beato Juan Pablo II, hoy lo citaré en diversos momentos como un pequeño homenaje a su persona, nos decía él en la JMJ del año 2.000.
“Queridos jóvenes, … el Señor … guía la historia de cada persona y la de la humanidad. Ciertamente, Cristo respeta nuestra libertad, pero en todas las circunstancias gozosas o amargas de la vida, no cesa de pedirnos que creamos en Él, en su Palabra, en la realidad de la Iglesia, en la vida eterna.”
“Así pues, no penséis nunca que sois desconocidos a sus ojos, como simples números de una masa anónima. Cada uno de vosotros es precioso para Cristo, Él os conoce personalmente y os ama tiernamente, incluso cuando uno no se da cuenta de ello. ¡Meditarlo!. Él camina con vosotros.”
Cristo se pone a caminar con los discípulos de Emaús y les ilumina lo ocurrido a partir de la Sagrada Escritura. También esto nos ocurre a nosotros: Cristo camina con nosotros y nos ilumina nuestra vida a partir de la Sagrada Escritura. Jesucristo nos habla desde la Palabra, para dar luz y fuerza a nuestra vida … La fe es como un foco que está llamada a iluminar todas las dimensiones de nuestra vida. Sigue diciendo el Beato Juan Pablo II: “Esta tarde os entregaré el Evangelio. Es el regalo que el Papa os deja en esta vigilia inolvidable. La palabra que contiene es la palabra de Jesús.
Si la escucháis en silencio, en oración, … con el fin de comprenderla para vuestra vida, entonces encontraréis a Cristo y lo seguiréis, entregando día a día la vida por Él. “
Cristo se hace caminante con nosotros y en ese caminar nos ilumina con su palabra, nos transforma con su palabra. Los discípulos así lo experimentan: “¿no ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las escrituras?”. También eso nos ocurre a nosotros: si nos acercamos a su Palabra el toca nuestros corazones. A veces a través de grandes consolaciones y otras, la mayoría, poco a poco a poco sin notar apenas nada …
Y finalmente la escena culmina cuando descubren a Jesús resucitado al partir el pan. Y ¡oh! maravilla de las maravillas … también Jesús Resucitado a nosotros se nos hace presente en el pan partido de la eucaristía.
Dice el beato Juan Pablo II: “Esta es la maravillosa verdad, queridos amigos: la Palabra que se hizo carne hace 2000 años, está hoy en la eucaristía. La eucaristía es el sacramento de la presencia de Cristo que se nos da porque nos ama. Él nos ama a cada uno de nosotros de un modo personal y único.
Queridos jóvenes, al volver a vuestra tierra poned la Eucaristía en el centro de vuestra vida personal y comunitaria: amadla, adoradla y celebradla, sobre todo el domingo, día del Señor. Vivid la Eucaristía dando testimonio del amor de Dios a los hombres.
En todas las apariciones de Jesús resucitado hay un elemento común: cuando le contemplan resucitado se ponen en marcha para dar testimonio de él. También nosotros si tenemos experiencia de un Cristo vivo que transforma nuestra vidas debemos ser testimonios de esa transformación …
El Bato Juan Pablo II decía hablando de la misión: “Sed vosotros mismos testigos fervorosos de la presencia de Cristo en nuestros altares. Que la Eucaristía modele vuestra vida, la vida de las familias que formaréis; que oriente todas vuestras opciones de vida.
Que la Eucaristía, presencia viva y real del amor trinitario de Dios, os inspire ideales de solidaridad y os haga vivir en comunión con vuestros hermanos dispersos por todos los rincones del planeta.”
Fijaos que toda la misión la hace nacer de la eucaristía.
Permitamos a Jesús que se acerque a cada uno de nosotros, que se haga también compañero nuestro de viaje, él sabrá escucharnos y consolarnos. El sabrá ser nuestro guía para conducirnos por los senderos de la vida hacia la casa del Padre.
Que esta comunión, que ahora viviremos, con Jesús resucitado nos lleve a vivir con más intensidad nuestra tarea de ser sus testigos. Testigos de que él está vivo y transforma nuestra vidas …
