Tras estudiar educación social y realizar prácticas en Cáritas diocesana, Nerea López de Munain Giner, ha estado este verano en Camerún. Nerea (Bilbao 1991), es diplomada en educación social y, actualmente estudia un master de inserción social y discapacidad en la universidad de Deusto, que compagina con sus estudios de inglés y clases particulares de euskera que imparte a niños de Primaria.
Al concluir sus estudios de educación social y gracias a las prácticas adquiridas en Cáritas, más concretamente en PASE (Proyecto de Apoyo Socio Educativo), en "Txikitxu” (Santurtzi), que enseña y ayuda a los niños y a sus familias a una mejoría en su bienestar y a una educación digna, “tuve la oportunidad que siempre soñé -explica Nerea-. Pilar Aguirre, responsable del proyecto junto con Isabel Tudanca, propuso a los voluntarios y monitores, ir a Camerún a la comunidad de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús con el fin de compartir unas semanas con el pueblo africano, colaborando y aprendiendo a vivir de otras maneras, un proyecto humanitario e intercultural”.
Bicop y Sangmelima
Una vez en Camerún, los participantes en la experiencia se separaron en dos grupos de 13 personas cada uno. Uno fue a una misión que tienen en Bicop -en plena selva- y el otro, del que tomaba parte Nerea, se dirigió a Sangmelima, una pequeña ciudad africana, en la que vive una comunidad de esclavas “junto con las hermanas de allí, convivimos durante 26 días voluntarios de todas las partes: Italia, Portugal, País Vasco, Asturias, Andalucía y Francia, que rápidamente nos convertimos en una familia. Nuestra aportación no fue otra que conocer otra forma de vivir, ni mejor ni peor sino diferente”.
Entre las actividades que realizaban, por las mañanas hacían trabajos manuales “lijábamos y barnizábamos sillas y mesas para la escuela primaria que tienen dentro de la comunidad y pintábamos el zócalo de las paredes de la escuela. Y también, encalamos paredes de la comunidad”. Las tardes las pasaban con los niños y niñas de los alrededores de la comunidad. “Con ayuda de monitores y de jóvenes de allí hicimos posible un campamento para pasar las tardes con ellos. Haciendo manualidades, talleres, deportes, bailes y regalos como fin de campamento…”
Suerte y fuerza
Además, -explica- “tuvimos la suerte y la fuerza, -porque a veces hacía falta-, para visitar dos orfanatos de los alrededores de la ciudad. Y es ahí y a lo largo de toda la experiencia cuando te das cuenta de la necesidad y de la pobreza que hay en el país. Es duro, pero es la realidad y más duro se te hace, cuando alguien que al parecer no tiene nada, lo daría todo por ti y se comporta como si fueras lo más sagrado que está viendo en esos momentos”.
Nerea califica esta experiencia como la más importante de su vida. “Una experiencia auténtica y tan real como la vida misma. La hospitalidad de las personas es admirable y me preguntaréis el por qué. Os contaré una anécdota o algo que probablemente se nos quedó a mí y al resto del equipo: El último día en Sangmelima recogiendo las cosas y haciendo las maletas, venían a casa niños y adultos para despedirse. Algo que nos costaba entender, dado que sentíamos que habíamos recibido más de lo que realmente habíamos dado. Pero, después, con el tiempo, te das cuenta de que has importado y has dejado algo por muy pequeño que sea en la vida de esas personas. Muy significativo y de agradecer. Pero me quedé con la viva imagen de un hombre. Un hombre que siempre aparecía en las misas de todos los días y que sus hijas compartieron muchos momentos con nosotros. El adulto nos regaló a cada uno de nosotros un puñal tallado a mano de madera negra. La madera más cara. Le dimos las gracias pero aquello fue tan inimaginable que no supimos que más expresar y pienso en lo sorprendente que puede llegar a ser como alguien que tiene necesidad, daría lo que le falta mientras que nosotros damos lo que nos sobra”.
Concluye destacando que “ha sido un placer compartir esta grata experiencia con todas estas maravillosas personas y por supuesto con mi equipo, que sin ellos estoy segura de que la experiencia no hubiese sido igual”.
