La sociedad ha cambiado mucho en siglo y medio, ¿qué necesidades tienen hoy en día los ancianos que acogen?
Es verdad que la sociedad ha cambiado; las necesidades son las mismas, pero se observa que los ancianos están sufriendo otras carencias, como la estima de sus seres queridos. Mientras son útiles, prestan muchos servicios en la vida familiar; pero cuando comienzan a tener dificultades para las actividades de la vida diaria se sienten rechazados. No hay que generalizar, pero en nuestra sociedad más que nunca las personas mayores necesitan cariño y que reconozcan su dignidad.
Esta celebración del 150º aniversario, ¿para qué debe ser motivo?
Motivo de acción de gracias, porque siempre hemos sentido la mano providente de Dios, lo que hace seguir afianzando nuestra confianza en su providencia. También puede ser una llamada para las jóvenes en una entrega generosa de don total al servicio de los pobres. Arraigadas en la fe que nos guía, continuar siendo testigos del Evangelio, como tantas hermanitas lo han sido a lo largo de estos 150 años de presencia.
¿Qué retos de futuro tienen?
Ante todo, debemos tener una actitud de esperanza. Nuestra vocación hacia los ancianos es más actual que nunca. El futuro no es cierto... debemos reconocer que hay una necesidad de vocaciones religiosas para continuar nuestra misión; pero nos anima la confianza de que siendo una obra de Dios, continuaremos pudiendo servir a los ancianos. Ya hemos pasado por épocas difíciles y conflictivas a lo largo de la vida de la congregación.
¿Qué diferencia a las Hermanitas los Pobres de otras congregaciones que también se dedican a las personas mayores?
Cada congregación ha recibido un carisma propio del Espíritu a través de su fundador. En nuestro caso el carisma propio es el cuidado del anciano pobre con escasos recursos. Todo ello realizado por medio del apostolado de la colecta, que permite crear una cadena de caridad con nuestros bienhechores.
