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Portada:: Reflexión en libertad:: Jose Manuel González Pérez:: "El mercado laboral español ¿Ruido, precariedad, voluntarismo? Los Datos."

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"El mercado laboral español ¿Ruido, precariedad, voluntarismo? Los Datos."

Wed, 16 May 2018 08:12:00
 

Las reivindicaciones del 1 de Mayo son lo que son. ¿Qué son? ¿Qué logran? Claro está que todos los trabajadores deseamos que nos suban los salarios. Eso es obvio.


El 1 de mayo, es un día reivindicativo. ¿Para quiénes? ¿Para la población activa: los trabajadores ocupados y parados? Efectivamente, es Día de las movilizaciones de los trabajadores y reivindicaciones sindicales. Estas son necesarias e importantes como referencia porque son los reclamos de la parte oferente del mercado laboral. Las personas que ofrecen sus horas de trabajo son la población activa de un país. Personas que ofrecen su tiempo disponible y escaso a cambio del salario. Lo hacen racionalmente buscando maximizar la satisfacción que le reporta la renta salarial recibida a cambio y las horas de ocio restantes que también valoran. La población activa la conforman las personas que quieren trabajar al salario vigente, las cuales  en España el 1er. trimestre de 2018 son 22,6 millones. De ellas, 18,8 millones de personas son ocupadas, las que trabajan, y lo hacen porque voluntariamente han logrado acuerdos con quienes les contratan, los empresarios.


Estos 18,8 millones de personas trabajadoras y las empresas y empresarios conforman el conjunto de personas con protagonismo activo y ocupado en nuestro tejido productivo español, la población ocupada. Por otro lado, casi 3,8 millones de personas son desempleadas, la población parada, que alcanza una tasa de paro del 16,7%, recordemos para ponderarla, con cierta alegría presente, que en 2011 alcanzamos la cifra crítica de 5,3 millones de parados y una tasa de paro del 26'9%. Hemos mejorado sin duda pero aún el paro es muy alto respecto a nuestro entorno económico. Estas personas desempleadas lo son ya que a los salarios vigentes querrían trabajar y no consiguen trabajo. Esta es la aproximación real y palpable al mercado laboral español sin ingenuidades, ni buenismos voluntaristas. Realidad objetiva que en el 1er. trimestre de 2018 alcanzaba una tasa de actividad del 58,4%; esto es el porcentaje de personas mayores de 16 años que quieren trabajar, que son los mencionados 22'6 millones de personas. Consecuentemente, 16,1 millones de personas son voluntariamente inactivos, la población inactiva (personas mayores de 16 años que no quieren, por diversos motivos, trabajar a los salarios vigentes: estudiantes, trabajo doméstico no remunerado, jubilados, personas que no quieren trabajar porque el salario vigente no les compensa suficientemente, discapacitados inactivos,....). Obviamente, los menores de 16 años no entran en el mercado laboral. Los pasivos o jubilados, pensionistas, ya han salido del mercado. Si bien las cotizaciones vigentes son vitales para la mejor cobertura financiera de las pensiones vigentes requeridas y todo ello en un contexto de demográfico comprometido o condicionado por el envejecimiento poblacional.


La opinión generalizada entre los jóvenes cuando se les pregunta en clase, en la universidad, al respecto es la de la precariedad, la del predominio de los mileuristas y que poco menos  que los salarios rondan el salario mínimo interprofesional. ¡Yo me quedo perplejo por su perplejidad!, o más bien por su sana ingenuidad. Pues les pregunto a mis alumnos, ¿de verdad que estáis aquí estudiando en la universidad  con tal expectativa futura, la de un salario mínimo interprofesional? Y les digo. No me lo creo. Y para que lo pongan a prueba, les propongo que lo contrasten directamente con una aproximación al problema. Así, hacemos una práctica pidiéndoles que en una hoja de cálculo excel 1) apunten en una columna los nombres de los familiares que trabajen, 2) los llamen, encuesten y pregunten su salario bruto que colocan en la columna siguiente y 3) que calculen la media aritmética para ver qué salario medio les sale en su muestra. Cuando esto se hace en media para el mercado laboral español conformado por los 22,6 millones de activos y los 18, 8 millones de ocupados sale un salario medio sobre 2000¤ mensuales, aproximadamente 24.000¤ anuales. Y si tal cálculo se hace en términos de costes salariales, sumándole las cotizaciones a la seguridad social con cargo a las empresas y otros costes laborales los importes en media alcanzan los 2.668,8¤ mes, sobre  32.000¤ anuales en el 4° trimestre de 2017. Así es. Así sale la foto. Véanse los gráficos adjuntos de J. Sevillano y "Los costes laborales cerraron el 2017 con un aumento del 0,7%".html https://www.elperiodico.com/es/economia/20180316/costes-laborales-crecen-2017-669404 Tras alongarme a ver los datos laborales me pregunto ¿La impresión generalizada en los medios y en la gente cuando opina sobre el mercado laboral capta la aproximación real y palpable de los datos anteriormente expuestos, los que son? Pues no. (Continúa próximo artículo)


Las reivindicaciones son las que son. ¿Pero el punto es saber si son factibles o no? ¿si son sostenibles o no? Los sindicatos y los políticos  promueven las reivindicaciones y excitan sus promesas, ¿pero lo hacen con tino o sin tino? Escuchamos en las calles y en las manifestaciones: ¡mayores salarios, más empleo, más pensiones! Y esto al margen de incrementos de productividad y con crisis demográfica, pirámides de edad invertida. ¿Cómo lo harán? ¿Cómo pretenden conseguirlo? Sin incrementos de productividad y de compraventas es una pretensión infundamentada, es un malabarismo peligroso porque, creo, lo hacen  los sindicatos y políticos, desorientadamente, sin norte, los sindicatos "piensan" en los ocupados fijos ("insiders") cuyos representantes están en las mesas de negociación y olvidan, en primer lugar, a los eventuales o interinos ("outsiders"); a los  parados ni se les espera, no se les toma en cuenta en las mesas de negociación de los convenios colectivos (ni sectoriales, ni de empresas) en las negociaciones reivindicativas al alza salarial pues van muy de la mano de rigideces a la baja. Criterios, manos y mentes movidas por voluntarismo que niegan la importancia y  relevancia de la correcta flexibilidad en los mercados laborales, de la eficiencia competitiva, de la producción, de la productividad y de las ventas. Los parados son "como un convidado de piedra" cuando se apela contumazmente a la defensa de las rigideces a la baja, tanto salariales como estructurales. En España los sindicatos "usan" a los parados como "ruido". ¿Se deberían los sindicatos ocupar y preocupar por ellos? ¿Por los actuales 3,8 millones de parados? Sí sin duda. Deberían querer minimizarlos, reducirlos al máximo.  ¡No por solidaridad, no! Sino porque les conviene. Pues los parados no son clientes de los sindicatos, estos son los ocupados y más concretamente sus afiliados ocupados, estos son los que les pagan las cuotas.


¡Sí, así es el pantanoso terreno que se pisa en las reivindicaciones y en las promesas de los políticos! Es como "una locura" peligrosa y no  como "la locura" infantil y puntual en vísperas del cinco de enero! Días de las cartas a los RR.MM. Tal "locura", tal pretensión de  anhelo de rigidez de los sindicatos y de los políticos, la han practicado en el mercado de trabajo español casi permanentemente, sorprendería a muchos estudiar dónde surgieron sus fuentes, aquí no entro. Sólo se ha salido del guión cuando han visto que 'pintan calvas' en el desasosiego de las fuertes crisis plasmadas en cierres de empresas  por no vender. Ahí se han avenido a la flexibilidad aunque nieguen en sus gritos bondad alguna en la reforma laboral implementada en España. La reforma laboral ha sido y es crucial. En el mundo adulto, en el análisis económico y con los datos en la mano, se sabe que sólo es factible reducir el paro si: 1) se vende más y se produce más, pues la contratación laboral depende de las ventas. 2) si bajan los salarios reclamados superiores a los de equilibrio o 3) subiendo salarios y empleo de la mano de mayor productividad, innovaciones tecnológicas, competitividad, ventas y compras. No aceptarlo es insulso e insostenible, ¡No factible! ¡imposible¡. Otras recetas intervencionistas redundan en más paro. ¡Basta de tanta ingenuidad o hipocresía! En el mundo de las negociaciones laborales rígidas, los parados están descolgados. Al parado se le integra con competitividad, productividad, tecnología, ventas que son compras y viceversa, acumulación de capital, ahorro, inversión, actividad económica, confianza y empleo.


De no generarse estos encadenamientos lo que se logra es menor empleo, más paro y, consecuentemente, mayor probabilidad de quedar parados los hasta hoy ocupados. También a los pensionistas y a las pensiones con ello, sólo así, con el permiso demográfico, se les estarían mayormente garantizando sus cobros por las propias cotizaciones y por el menor paro. La flexibilidad laboral, el crecimiento de productividad, de la producción y de las ventas es el camino. No hay otro camino que lo haga factible  y sostenible y este camino necesita y pasa por la generación de cofinanza y por su cuidado. Las tensiones que el UNO DE MAYO se plasman y que están en prensa y medios son sueños, pretensiones, deseos. Es verdad, y lo dije al comienzo: ¡Claro está que todos los trabajadores deseamos que nos suban los salarios. Eso es obvio!  Es verdad que los sindicatos y los trabajadores activos, ocupados y parados, bien hacen/mos en tener su/nuestro día, pero no más, por el bien de todos. Sobre todo por el bien de las personas hasta hoy paradas, pero atención, también por el bien de los ocupados, para que puedan ver mañana reducidas las probabilidades de quedar parados y quizás ver subir sus salarios por los incrementos de las productividades y de las ventas en contextos más flexibles tanto en los mercados laborales, como de bienes, como de activos financieros, capitales y divisas. Probabilidades de paro que crecen con las rigideces y se reducen con la flexibilidad. Hay mucha gente que le disgusta escuchar esto. Concretamente, a los que somos ocupados fijos.


Pero no me importa, prefiero decirlo y advertirlo a mascar mayores tasas de paro y asumir tanto coste y endeudamiento excesivo limitante de recursos escasos futuros, consecuencia de dispendios buenistas e intervencionistas presentes. Y destaco que también corregir este  fruto de la inflexibilidad irá bien a los propios sindicatos al lograr más afiliados, por mayor empleo, de manera que los sindicatos puedan centrarse y reorientar sus  reivindicaciones de mano del empleo, de los salarios y sobre todo de las respectivas productividades y de la competitividad traducida en ventas e ingresos en las  empresas. Que, en suma, es lo que redunda y nos nutre por la vía de la producción real, factible y sostenible, y por la correcta vía de la redistribución fiscal no desincentivadora, Haciéndose preciso el control externo e interno por el peligro de una desmedida dependencia respecto del sector público, su intervencionismo y por la sobredimensión del mismo sector público español generador, según quien gobierne, de diversos grados de excesos de endeudamiento, de ineficiencia, de prebendas y despilfarro de recursos existentes en la gestión financiera de 1) los políticos y 2) de los sindicatos y de las patronales, tremendamente dependientes de las decisiones políticas. De todo ello pende el tejido productivo, los trabajadores y las empresas, y, consecuentemente, la magnitud del paro. ¡Ánimo y a Servir! 









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