Monseñor Benavent define al cardenal Carles como "gran sacerdote de profunda fe"

El arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, ha expresado esta mañana su “tristeza y emoción” por el fallecimiento hoy del cardenal Ricard María Carles, del que ha destacado “su sencillez, su adhesión inquebrantable a Cristo y su pasión por la Iglesia”.

El prelado, que visitó al Cardenal el pasado sábado al hospital de Tortosa, donde se encontraba ingresado, ha señalado en declaraciones a la agencia AVAN que “su sencillez le hacía cercano a todos ya que era un hombre que nunca se dio importancia y se acercaba a todas las personas”. Asimismo, ha indicado que “el cardenal Carles ha sabido amar a la Iglesia y ha vivido siempre su ministerio episcopal con un cariño tremendo y con un amor incansable”.

Igualmente, el Arzobispo ha recordado que “en todas las horas y ratos que le he visto rezar, pero también en sus reflexiones, eran siempre un eco de la Palabra de Dios; y lo he visto en todas las interpretaciones que ha hecho ya sea como presidente de la comisión de Seminarios, en la Conferencia Episcopal o cuando a nivel personal hemos estado charlando”.

Además, monseñor Osoro ha destacado que el cardenal Carles “ha realizado un servicio generoso, sin mirar para él mismo y sin hacer nunca lo que le gustaba sino preguntándose siempre qué es lo que quería Dios”.

El obispo de la diócesis de Tortosa, el valenciano monseñor Enrique Benavent, ha definido hoy al cardenal Ricard María Carles como “gran sacerdote de profunda fe” del que ha evocado también su carácter “bueno”, de “buen pastor” y su afición por el senderismo y la montaña.

Precisamente, el purpurado, fallecido hoy a los 87 años de edad, tiene dedicado un refugio de montaña en el Parque Natural dels Ports, en Tortosa, en el Monte Caro, que lleva por nombre “Refugio Cardenal Carles”, “y en el que queda constancia su pasión por la montaña”, según ha declarado a la agencia AVAN monseñor Benavent.

“Prácticamente dedicaba todas las semanas un día a hacer senderismo por estas montañas, según me han comentado”.

Precisamente, monseñor Benavent realizó una excursión hace días por el paraje de la Font del Peix, que también solía visitar el cardenal muy a menudo y se acercó al refugio. “Esa misma tarde fui a visitar al cardenal al hospital y después de comentárselo, manifestó su alegría y sonrió porque eso le evocaba muy buenos momentos en esta diócesis”, ha afirmado.

“Mi experiencia es la de haber conocido a un hombre de fe, profundamente creyente, un gran sacerdote en la diócesis de Valencia, como párroco en Tavernes y en la parroquia de San Fernando Rey de Valencia, y como 21 años de obispo de Tortosa”, según monseñor Benavent.

Así, el cardenal “era una persona muy conocida y muy querida en esta diócesis que al no ser una ciudad grande permite una relación cercana con todos”.

Además, “tantos años de obispo han dejado una huella de una persona buena, de un buen pastor que quiso a su diócesis y se entregó totalmente por ella”, ha añadido.